Qué complicada e ingenua puede sonar la relación, en concreto con la cocaína, debido a los cambios sociales e ideológicos que en este mundo globalizado se están experimentando, que nos obliga a estar en constante cambio y aprendizaje sobre las formas y modos de tratar estas adicciones, pues a una gran velocidad se queda obsoleto lo que en años anteriores dábamos por valido y bueno. Todo ello nos obliga a cambiar las estrategias y los modus-operandi, pues cada vez que encontramos una manera que despierta expectativas, las redes de narcotráfico ya se nos han adelantado y puesto en juego nuevas formas de introducir y llegar al consumidor, obligándonos a cambiar sobre la marcha estrategias para poder sacar al consumidor de esa cadena y rehabilitarlo. Es triste, pero es la ley de la oferta y la demanda, y eso es difícil de cortar por la mitad.
Lo ideal sería concienciar, y que hubiese menos demanda, que no por utópico deja de ser algo a tener en cuenta. De hecho muchos estudios y terapeutas así lo intentamos llevar a cabo. Informar y formar.
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Me pregunto yo si realmente se quiere acabar con el tráfico y consumo de cocaína, ya que viendo las cantidades de medios que se dedican a ello, no se logran los efectos deseados o no se quiere lograr… Tema que sería de muy largo tratamiento, pero bueno, queremos pensar que se lucha contra ello y partamos de la base que se hace de una forma limpia y sin corrupciones, lo que he dicho antes, es lo que tenía que ser, pero me temo que he ido demasiado lejos.
De todas formas hay que ser optimistas y no perderle la cara a la cocaína, como tal, de ahí que se tengan y deban implantar campañas masivas de información y concienciación sobre la cocaína, que es en lo que me he centrado en este escrito.
Hay que promover campañas masivas para quitar clientela a todas estas redes de narcotráfico empeñadas en no dejarnos vivir por las pingÁ¼es ganancias, luchar contra el consumo que, a fin de cuentas, es una lucha directa contra la oferta, pues es una buena contra-política.
Ya está obsoleto lo del antiguo “NO” (sin explicaciones), el “Basta” (sin alternativas) o el “Hasta aquí” (sin un cambio de criterios morales).
Hay que cambiar ahora, hay que buscar lo que siempre me empeño yo y los que me ayudan, en el «¿Por qué?, ¿Cómo? y ¿Cuándo empezaste?” y acercarnos al corazón del consumidor, que es el corazón del consumo.
El futuro esta ahí y hay que dar soluciones, no patadas a la puerta. Las cosas han cambiado y cambiarán más, y tenemos que hacer un gran esfuerzo de imaginación e investigación que nos ayude en esta tremenda adicción que es la cocaína.