Pero la primera a mucha mayor velocidad que la segunda; ocurre con todo lo nefasto y lo dice el dicho de la sabiduría popular de habla española… «todo lo malo se pega». Y a la vista está todo lo nefasto que nos rodea y que cualquier observador por poco inteligente que sea lo detectará en una simple mirada.
Cuando esto escribo, acabo de leer en prensa y refiriéndose a España (ocurrirá en otras muchas partes del mundo «desarrollado») un titular que hay que analizar, pues dice así: «Más de 900.000 hogares han dejado ya de pagar su hipoteca o los recibos de la luz» (electricidad). En el informe se continua detallando y también y en gran escala, llega esta morosidad, a no pagar ni la cuota de la comunidad de propietarios o vecinos, ni los seguros extras y que no cubren la Seguridad Social española y muchas otras cosas, puesto que estas familias, la que más es que tiene lo justo para adquirir lo netamente necesario para llegar a fin de mes y muchas ya no llegan ni a eso.
Es notorio por lo abundante que se publica, también los informes y reportajes televisivos, donde aparecen las temibles colas, que yo conocí cuando niño y en la terrible pos guerra civil española, en aquel arrasado país que tuvo que gobernar Franco y donde proliferaban los comedores del denominado «Auxilio Social», los dedicados para incluso dar leche a los niños cuyas madres no tenían teta; y tantas otras miserias… y que sólo recordarlas, se me ponen los pelos como escarpias, puesto que de forma similar han vuelto y hay mucha gente «simplemente pidiendo limosna para supervivir» y en esta gente, no incluyo a los profesionales de la mendicidad, que como parásitos también invaden España, pero estos y por lo despreciable de «su oficio», sólo merecen repulsa y expulsión, puesto que y en general, son rumanos o inmigrantes indeseados (los hay muy buenos y hay que resaltarlo) del Este europeo, muchos de los que aún siguen como merodeadores sin oficio ni beneficio y que en ninguna parte quieren.
¿Pero a quién culpar de todas estas miserias? Indudablemente que los primeros responsables son los inútiles políticos, que sólo se han preocupado de su panza y su bolsillo y de mentirnos cada vez más; pues todo se corrige si se pone intención en ello y se gobierna bien para un futuro, de verdad… «S O S T E N I B L E» y no esas otras mentiras amparadas en tan noble palabra y menos en el desastre mundial que enmascararon con la ya odiada palabra de «globalidad o globalización», que a la vista está lo que nos ha traído; pues lo único que se hizo es globalizar o mejor dicho, concentrar el capital en cada vez menos manos y que no saben utilizarlo para crear un bienestar, de verdad… «G LO B A L».
Indudablemente que una parte no definible, de estos que hoy «están hasta el cuello o peor aún»; la culpa la han tenido ellos con su pésima administración, sus derroches sin cuento y una dilapidación de la que muchos hoy se estarán acordando; puesto que y como manda la propia ley natural; hay que guardar reservas en tiempos en que hay abundancias, para precisamente saberlas utilizar cuando llegan las escaseces y así pasar esos tiempos de más o menos penurias, que no lo serían tanto, si todos (más aún los gobiernos políticos) hubiesen practicado la previsión y el ahorro.
Lo terrible de todo ello es que, esa ruina afecta a quienes no participaron en ella, por el simple efecto de… «no me pagan yo no puedo pagar» y en esta frase, condenso la triste realidad de muchos pequeños empresarios o autónomos, que han ido a la ruina por cuanto sus clientes (en gran medida el aparato oficial) no les han pagado.
En resumidas cuentas, lo que muy bien me aconsejara siendo yo mozalbete, mi entrañable y sabia abuela… «Niño si ganas un duro (cinco pesetas) nunca te gastes más de tres; las otras dos guárdalas para el porvenir… por si te hacen falta». Ningún economista, que yo sepa, ha dicho algo mejor por muy doctorado que esté.