La crisis mundial que estamos atravesando deja muy claro que la clase media, tal y como la conocemos en la actualidad tiene sus días contados. Una clase media forjada en la especulación y los créditos ya no va a poder seguir por mucho tiempo, se acaban los 4 coches por familia y las segundas residencias a pagar con unos créditos que la Banca, necesitada de liquidez ya no podrán conceder tan a la ligera. Este ritmo de vida, bandera de la derecha europea para hacernos creer que con sueldos mil euristas podemos ser millonarios, debe ser razonado inteligentemente, la misma derecha que ahora realiza discursos antinaturales para su ideología intentando identificarse con la clase trabajadora para conseguir los votos necesarios y poder proseguir con sus viejas recetas especulativas que para lo único que sirven es para hundirnos más y más en nuevas crisis cada vez más profundas
La Gobernanza de los sectores económicos debe ser asumida por una política que los pueda controlar, precisamente algo que es imposible realizar a una derecha controlada y endeudada y manejada por los poderes económicos.
No es halagÁ¼eño el futuro que se nos presenta. La mitad de los países europeos están siendo marionetas de una economía especulativa cada vez más exigente y la derecha que Gobierna mayoritariamente en la UE no tiene o no puede tener reacciones posible para su control.
El dilema actual de los Ciudadanos y Ciudadanas es: ¿A quién votar? Corruptos o vividores que se sirven de sus Partidos para conseguir varios sueldos institucionales, colocar a sus familiares más cercanos en instituciones para llevarse a casa 12 o 14 mil euros mensuales mientras a los millones de votantes que dicen defender se apiñan en las colas del paro.
La única solución posible ante una futura situación caótica de la economía y de la política, solo puede ser una social-democracia que recupere los valores de la izquierda con candidatos y candidatas capaces de realizar una gestión político-económica desde una demostrada vocación de servicio público y una honradez a prueba de bombas, que no tome a sus Partidos Políticos como agencias de colocación para adquirir una posición económica social cien veces por encima de las personas a quienes dice defender.