En la profunda introspección psicológica es conmovedor indagar la interdependencia entre el individuo y su Comunidad, su capacidad de crear la magia en los momentos más dolorosos, trabajando por la esperanza.
Esto nos lleva al siguiente paso: La solidaridad de las personas con el grupo o la persona necesitada, Cuando quienes Gobiernan abandonan sus deberes de gestionar para mejorar la vida del pueblo, nace la solidaridad.
Deseo resaltar en este escrito mi admiración hacia un grupo de mujeres que pusieron en marcha el “Pato Amarillo” en Madrid y su enorme trabajo solidario para calmar el hambre de muchas familias con hijos pequeños que sufren el desamparo.
No creo ser atrevido al pedir el Premio Príncipe de Asturias de Humanidades para esta Asociación y en extensión para todos los hombres y mujeres que trabajan desinteresadamente en los bancos de alimentos de toda España. Creo que en un país en ruina, al igual que yo muchísimos españoles lo apoyarían.
Deseo hablar también de la solidaridad de los grupos de personas que se unen para que una familia, desahuciada pueda tener un techo donde dormir. Considerando que es una actuación humanitaria, además son criminalizados por quienes hemos elegido porque nos prometieron: “Lo más importante es el futuro de los niños” que fue llamado ‘el futuro de la niña de Rajoy’.
Deseo terminar esta reflexión con las siguientes frases: La España de Panderetas y Palillos es la España de quienes viven de la mamandurria de quienes Gobiernan.
La España Real, es un país de hombres y mujeres, solidarios, que lloran cuando ven llorar y aman a quienes sufren y no les importa, si es necesario; recibir palos, para manifestarse pacíficamente contra la injusticia.