¿Está el Gobierno planeando una subida de impuestos para poder compensar los excesos fiscales que prometió durante la campaña electoral? Todos intuíamos que sí, pero el Presidente Zapatero el lunes, y Elena Salgado hoy mismo, han confirmado nuestra intuición.
La Ministra de Economía ha reconocido en una entrevista en Onda Cero que suprimir el Impuesto sobre el Patrimonio fue un error y que si hubieran anticipado la crisis que se venía encima no lo hubieran eliminado. Este Gobierno me descoloca, ya no sé cuando se abraza a la demagogia, cuando comete el supuesto error o cuando reconoce haberlo cometido.
Sin embargo, Salgado confunde el error. Á‰ste no radica en el hecho de haber suprimido el Impuesto sobre el Patrimonio, un gravamen obsoleto y de escasa capacidad recaudatoria, el error estuvo en no haber anticipado la crisis, el negar su existencia hasta que sus consecuencias fueron ya irremediables.
Unas consecuencias que han provocado un déficit público abrumador que está poniendo nervioso al Gobierno y, por supuesto, a todos nosotros que vemos como seguimos endeudándonos sin una solución clara. Ante ello, una subida de impuestos es necesaria y exigible, aunque no debe de ser una medida aislada.
La subida de impuestos debe de ir acompañada de medidas de austeridad pública reales, no de cara a la galería, medidas que lleven a una reducción drástica de los gastos de las Administraciones públicas, excesivos a todos los niveles y en todos los ámbitos territoriales.
Los gastos en altos cargos, en asesores, en duplicidad de funcionarios y en viajes innecesarios están lastrando a las Administraciones que incurren en déficit no por la inversión en prestaciones sociales sino por gastos corrientes en despilfarro de gestión.
La austeridad pública debería de ser una obligación para todo cargo electo, para toda persona puesta como representante del pueblo, porque no es con su dinero con el que juega, es el nuestro, el tuyo y el mío. La austeridad pública no es algo de lo que presumir, debería de ser una obligación.
Si las Administraciones públicas hubieran sido más austeras, la subida de impuestos no hubiera sido necesaria, pero en la situación actual no hay otro remedio más que subir los impuestos a corto plazo, porque la propuesta del PP de generar más ingresos vía dinamización de la economía sólo es factible a largo plazo y con reformas estructurales.