Lo que no le podemos negar al Ejecutivo de Mariano Rajoy es su tremenda capacidad para generar titulares polémicos en la prensa diaria gracias a su permanente obsesión con implementar todas las políticas que negaron, y de las que hasta se burlaron, durante su período de oposición y que ahora se ven en la obligación de llevarlas a cabo en un ejemplo de lo que ellos siempre criticaron a Zapatero, su perpetua improvisación.
Ahora resulta que nos dicen desde el Gobierno que la tasa Tobin es algo positivo, con lo que estoy de acuerdo, no me vayas a malinterpretar, pero sorprende cuando hace unos meses, no muchos, el propio Montoro se dedicaba a echar por tierra todas las propuestas de aplicación de este impuesto al flujo de capitales, por interpretar que era negativo para la libre circulación de los mismos.
Pues bien, una vez más, donde dije digo, ahora digo Tobin, y lo que hace unos meses era algo nefasto para la economía española, europea y mundial, ahora es algo positivo, no porque hayan cambiado las circunstancias interplanetarias, sino porque una cosa es ser partido de oposición, Partido Populista, y otra cosa es tener obligación de gobierno, Partido Popular.
Rajoy y su séquito nos están demostrando día a día que están lejos, muy lejos de llegar a cumplir aquello que prometieron, aquello de que serían previsibles y de que siempre irían con la verdad por delante, ni una cosa ni la otra. Han mentido a sus votantes y al conjunto de los españoles, y ahora uno no sabe cuál será la siguiente ocurrencia (¿aceptarán el matrimonio homosexual?, ¿defenderán el aborto a capa y espada?, vete tú a saber).
Pero demos todo por bueno, a pesar de que el fin no justifica los medios, por la implantación de la tasa Tobin, que no es más que un impuesto a la circulación de capitales, algo lógico si tenemos en cuenta que se está incrementando los impuestos a las rentas del trabajo, aunque mucho me temo que la lógica en política económica se ha terminado de evaporar con la crisis griega.