El objetivo de James Tobin (1918/2002) al desarrollar su idea de una tasa sobre las transacciones de divisas era encontrar una vía para gestionar la volatilidad del tipo de cambio.
Como no veía la posibilidad real de alcanzar una divisa común, una política monetaria y fiscal común y la integración económica entre los países del mundo, propuso una alternativa: …»por lo tanto recomiendo, lamentándome por ello,… introducir algún tipo de palo en las ruedas de nuestros excesivamente eficientes mercados internacionales de dinero«.
Este impuesto a las transacciones financieras fue ideado para amortiguar las fluctuaciones en los tipos de cambio.
La idea es muy simple: se aplicaría, en cada cambio de una moneda en otra, un pequeño impuesto, digamos un 0,5% del volumen de la transacción. Esto disuade a los especuladores ya que muchos inversores invierten su dinero en moneda extranjera a muy corto plazo por lo que tendrían que pagar el impuesto muchas veces.
En el desarrollo de su idea, Tobin estuvo influido por el trabajo previo de John Maynard Keynes sobre la teoría general de las tasas sobre transacciones financieras. El concepto de Keynes deriva de sus estudios en 1936, cuando propuso que una tasa sobre las transacciones financieras fuera impuesta a las operaciones de Wall Street, donde argumentó que la excesiva especulación de los traders financieros aumentaba la volatilidad de los mercados. Recordemos la gran crisis de 1929, con el desplome bursátil de Wall Street, e inicio de la , hasta ahora, mayor crisis financiera y económica a nivel mundial. Y mucha gente lo intuyó, pero nadie supo hacer nada: alto consumo, ventas a plazos, confianza en la capacidad industrial/empresarial de los EEUU… y euforia bursátil.
Es curioso pensar que lo que ahora todos conocemos como Tasa Tobin (que se presentó como relativa a tipos de cambio entre divisas) debería llamarse Tasa Keynes…
Desde John Maynard Keynes a la Comisión Europea, pasando por James Tobin y el movimiento antiglobalización, es una propuesta que ha ido cambiando de significado para adaptarse a los intereses de opciones radicalmente opuestas.
Y esta famosa Tasa parece alimentar un ideal izquierdista: todos los Estados del mundo se pondrían de acuerdo para cobrar algo del capital globalizado y destinarlo al desarrollo de los países más pobres… ¡Soñar es gratis!
En el mundo real, sin embargo, lo que se discute ahora es la posibilidad de que la UE instaure una modesta tasa sobre todo tipo de transacciones financieras.
Hasta las ONG piden un porcentaje de la famosa Tasa Tobin… ¿a Montoro?
Queda claro que Tobin era Keynesiano…