Economía

La tentación del empresario (Análisis del nuevo Contrato de Crisis propuesto por la CEIM)

Cada vez que me encuentro en una situación incómoda en la que no domino la conversación o noto que mis sentimientos están a punto de aflorar tengo la tentación, la terrible tentación, de echar mano de mi sentido del humor (que no siempre es gracioso) para autoprotegerme y salir airoso y sin ningún rasguño.

De la misma forma, cada vez que la situación económica es inestable y las cifras de desempleo se disparan hasta porcentajes demasiado elevados, los empresarios tienen la tentación de echar mano de su solución recurrente, que no es otra más que el abaratamiento del despido.

Esta tentación la ha verbalizado la CEIM (Confederación Empresarial de Madrid) en forma de lo que han denominado como «Contrato de Crisis», que no es otra cosa más que la reducción de la indemnización por despido de 45 a 20 días por año trabajado.

La idea que subyace a esta propuesta es incentivar al empresario a contratar ante la garantía de que no le será excesivamente oneroso el despido, en caso de necesidad.

Como es evidente, la reacción de los sindicatos no se ha hecho esperar y han puesto el grito en el cielo ante tamaña desmesura y abuso empresarial, defendiendo, como vienen haciendo los sindicatos españoles los últimos años, lo políticamente correcto, en lugar de lo adecuado para los trabajadores (será, sin duda, porque hace ya demasiado tiempo que ellos mismos dejaron de trabajar).

La crisis económica que estamos viviendo ha puesto de manifiesto que un empresario no dudará en despedir a sus trabajadores sin con ello atisba una oportunidad de salvar su empresa, independientemente de que tenga que abonar 45 días por año trabajado, o 20.

De esta misma forma, la experiencia nos ha enseñado que ante la perspectiva de realizar un contrato indefinido y firmar una hipoteca con el trabajador, los empresarios prefieren «trapichear» con contratos de diversa índole, que les garantice poder despedir de una manera más económica, cuando la situación no sea tan boyante como la que originó la contratación.

En definitiva, un empresario contrata trabajadores cuando la facturación y el volumen de producción de su empresa así lo requiere, y se ve en la obligación de despedir trabajadores cuando la facturación y la producción descienden. Además, un empresario se ceñirá siempre a contratos temporales ante la posible e indeseada eventualidad de tener que despedir.

Con un contrato indefinido más barato para el empresario, éste no dudará en realizar este tipo de contratos en lugar de cambiar de personal cada seis meses, como se está haciendo en muchas empresas. Y con ello, no hay duda, el trabajador ganará en estabilidad laboral.

Por tanto, ya es hora de que nos quitemos la máscara de lo políticamente correcto y apostemos por un mercado de trabajo más flexible que garantice una estabilidad laboral cierta, y no teórica, aunque con esta afirmación haya firmado mi lapidación inminente.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.