EL CRISOLÂ Â Â -Â Â Â Pascual Mogica Costa
   Dijo Ramón de Campoamor: “En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira. Todo es según el color del cristal con que se miraâ€. Comienzo con esta conocidÃsima frase del célebre poeta para comentar el argumento dado por el presidente de los EEUU, Barak Obama, para exonerar de toda culpa a todos aquellos militares y agentes de la CIA que cometieron torturas tanto en la cárcel iraquà de Abu Ghraib como en la ilegal cárcel de Guantánamo.
   Dice Obama, que en tiempos de Bush la tortura era legal y que por tanto no cabe llevar a efecto ningún procedimiento judicial contra aquellos que cometieron actos de tortura, Asà de esta forma tan escueta se ha quitado de encima un asunto que es bastante espinoso, no para él, sino para su antecesor en el cargo.
   Vistas las cosas con esta naturalidad con que las pinta el presidente USA, pienso que se les deberÃa reponer los honores y la dignidad a personajes como los generalas Videla y Pinochet que fueron juzgados y condenados por haber torturado y matado a personas que ideológicamente no coincidÃan con ellos. Ellos también eran jefes de Estado cuando estos crÃmenes se cometieron, por tanto su consentimiento, u órdenes, para torturar o matar eran tan “legales†como las que Bush adoptó en su dÃa.
   Pero ahà es donde entra la frase de Ramón de Campoamor. Los tristemente célebres generales Videla y Pinochet, accedieron a la jefatura del Estado en Argentina y Chile respectivamente, mediante sendos golpes de Estado y el civil Bush, obtuvo la presidencia de los EEUU a través de las urnas. Dicho como lo dice Obama, da la impresión de que las urnas lo legalizan todo, cuando manifiestan lo contrario. Las urnas sirven para poner en la calle, o en la cárcel, a todos los polÃticos que se han extralimitado en sus funciones y por tanto han sobrepasado los lÃmites de lo que debe ser la observancia del máximo respeto a las personas en un Estado de Derecho, en definitiva: La libertad, en todo lo que concierne a la salvaguarda de los derechos humanos.
   Siento decirlo, pero en esta ocasión Barak Obama, me ha defraudado. Esa valentÃa que parece ser que posee, no la ha puesto de manifiesto en una ocasión única para que el nombre de los EEUU quede limpio de toda la suciedad que le echaron encima, con el consentimiento de un descerebrado, en Abu Ghraib y en Guantánamo.
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