¿Hasta cuándo tendremos que seguir soportando al que fuera un simple inspector de Hacienda y al que hoy las cosas le marchan bien gracias a aquellos que en 1996 votaron al Partido Popular y situaron a este sujeto, creo que se entiende que me refiero a José María Aznar, en la posición de privilegio que actualmente gozan él y su familia?
Este parlanchín se ha hecho rico y los demás le importan un pimiento. ¿Quién les iba a decir a los Aznar-Botella que iban a tener un futuro sin sobresaltos? El futuro que no van a tener esos que en 1996 le quitaron todos los obstáculos para que él pudiera pasear hoy montado en el “machito”. Cientos de miles de esos votantes, por no decir millones hoy lo están pasando bastante mal.
Ahora resulta que este sujeto se ha convertido en un experto en economía y se fue días pasados a Amsterdam para soltar otro de sus “discursos”. Un discurso de esos en los que siempre carga las tintas contra la ciudadanía, contra los que menos culpa tienen y los que con mayor virulencia están sufriendo las consecuencias de una política económica salvaje e incontrolada que nos ha llevado a la situación de crisis, que por cierto según Rajoy y sus mariachis ha pasado ya pues cuando se refieren a ella hablan en tiempo pasado. Aznar se fue a dicha ciudad holandesa y ante quien le quiso escuchar dijo lo siguiente: “La crisis económica europea actual es en cierto modo una consecuencia de los excesos cometidos bajo una visión equivocada del Estado de Bienestar”. O sea que la culpa de la crisis en lo que se refiere a España, no es debida a que la codicia de muchos constructores les llevó a crear más y más viviendas sin ningún tipo de planificación ni de estudio alguno que hiciera ver que el construir en determinados lugares no tenía sentido alguno y por tanto sin la más mínima posibilidad de poder vender el producto que elaboraban. Se dedicaron a poner un ladrillo encima de otro como cuando de niños jugábamos con aquellos juegos de arquitectura formando figuras con trozos de madera.
Al caos económico contribuyeron en gran medida los cargos ejecutivos de la banca, esos que hoy están en su casa después de llevarse unos buenos dineros por sus contratos blindados y jubilaciones verdaderamente de escándalo. Hoy están en su casa cuando deberían estar en la cárcel. Su gestión trufada con un alto grado de incompetencia y de irresponsabilidad ha llevado a la inadmisible realidad de que los españoles tenemos que devolverle al Banco Central Europeo decenas de miles de millones de euros que en como de préstamo hizo este banco para sanear esas entidades que ellos dejaron en una situación de ruina que da espanto. Incluso los que han sido llamados a capítulo por la justicia y gozan de libertad bajo fianza después de pagar, en efectivo, millones de euros por esa fianza, esos están en su casa porque tienen mucho dinero, tanto que la justicia debería llegar a las últimas consecuencias para saber cómo lo obtuvieron.
Pero Aznar culpa de todo ello al Estado de Bienestar, o sea a lo que hasta hace un par de años era la “clase media española”. Un Estado de Bienestar que nos permitía a los españoles tener una sencilla vivienda, un coche, un televisor, una lavadora y poco más. Y nos podíamos permitir el salir a “tomar algo” fuera de casa los fines de semana. Una mierda comparada con la “vidorra” que se puede dar el señor Aznar y su familia gracias a los que le votaron en 1996. A los que hoy critica este tipo. Y no exagero, pues la señora Botella salió una noche, durante la huelga de limpieza en Madrid, para ver si esos que estaban amenazados con ser despedidos o con ver sus sueldos rebajados en un 40% estaban cumpliendo los servicios mínimos. La señora de Aznar, se presentó ante estos equipada con un abrigo de visión. ¿Se trataba de una burla? ¿Pretendía burlarse con su exhibicionismo de unos trabajadores que tenían en el aire el futuro de su familia? Muy posiblemente. Determinadas actitudes y ostentaciones como estas, son las que han decidido a Rajoy a crear una Ley de Protección y Seguridad Ciudadana que impedirá, eso cree él, que los ciudadanos salgan a la calle para mostrar su indignación. De seguir con este tipo de actitudes de fanfarria y desprecio a los que lo están pasando mal que hoy son la inmensa mayoría, por no decir todas, de las familias españolas, todas están “tocadas”, ninguna ley evitará el que la gente salga a la calle a mostrar su descontento.
Que le pregunte Aznar a Zaplana y a Camps si la Comunidad Valenciana está en la más espantosa ruina económica por causa del Estado de Bienestar o por su gestión despilfarradora y manirrota. Que se lo pregunte. ¡Ya está bien señor Aznar!