EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
En la última sesión plenaria de la Diputación Provincial de Castellón, su presidente, el incombustible Carlos Fabra, llamó «hijo de puta» al diputado socialista Francisco Colomer, dando así respuesta a las reiteradas preguntas del insultado sobre la veracidad de las imputaciones por «delitos graves» que recaen sobre Fabra y por los juicios que este tiene pendientes.
Al parecer el presidente de la Diputación castellonense animado por el hecho de que no hay quien le juzgue, ya son siete u ocho los jueces y fiscales que o bien han pedido el traslado o han renunciado a llevar los casos en los que está imputado tan ilustre personaje, animado por esto, repito, cree que ya puede ir por ahí insultando impunemente a todo aquel que le es incómodo.
Le voy a decir al señor Fabra, que cuidado, que quien está muy cerca del fuego, en este caso de los juzgados, al final acaba chamuscado. Como referencia le voy a recordar lo ocurrido con su ex conmilitón Luís Fernando Cartagena Travesado, el que fuera alcalde de Orihuela y conseller de Urbanismo de la Generalitat Valenciana y que en el año 2002 fue condenado a prisión por haberse quedado con más de ocho millones de las antiguas pesetas que le habían entregado unas monjas por que la orden a la que pertenecían había decidido cerrar una institución que ellas regentaban por lo que hicieron entrega al entonces alcalde para que lo empleara en obras sociales, pero el ex alcalde orcelitano decidió poner en práctica aquello de que «la caridad bien entendida comienza por uno mismo» y decidió que esos millones fueran para su uso personal, llegando incluso a presentar ante el juzgado facturas y recibos falsos para intentar justificar que lo había empleado en obras sociales, pero como la mentira tiene las piernas muy cortas fue inmediatamente descubierta su falsedad y por ello fue condenado a cuatro años de prisión.
Seis años han transcurrido desde que fuera condenado y cuando ya todos creímos que no iba a cumplir la condena impuesta, resulta que un buen día para la justicia y un mal día para él, el juez decidió que ingresara en prisión. La justicia es lenta pero siempre está al acecho y llegará un día en que a Fabra le toque un juez y un fiscal que no harán marcha atrás y ya veremos en que situación queda el tal Fabra que se cree pletórico de inmunidad, pero la inmunidad no es de por vida y que como todo en este mundo, no está exenta de ser efímera. Cuidado señor Fabra.