Compromiso con la paz
La segunda vuelta de las elecciones en Colombia fue histórica. Por el resultado, es la primera vez en la región que un candidato Presidente pierde en la primera vuelta, y gana en la segunda, y por el mandato de las urnas: lograr la Paz, esa anhelada Paz que tanto desean los colombianos después de 60 años de conflicto interno armado y más de 200 mil hijos de la Patria –de un lado y de otro– muertos en combate y en olas de violencia y terror.
Los colombianos decidieron dar un voto de esperanza a la Paz, a la que se negocia en La Habana con las FARC y a la que millones de colombianos sienten en su corazón. Vivir en Colombia es sentir, en el día a día, el deseo de tener ya la primera generación de niños colombianos que van a vivir en Paz, sin miedo en los ojos y sin el pánico de ir a la escuela por las mañanas, y no saber si van a regresar como víctimas o, quizá, no regresar nunca.
Con Paz haremos más. En esta idea, se concentró nuestra campaña en la recta final de la segunda vuelta. Y es cierto, los colombianos lo intuyeron. Con Paz, todo el dinero que hoy se destina a la guerra se invertirá en educación, en salud, en empleo, en seguridad, millones y millones de euros. Con Paz, los Ejércitos de Mar, Tierra y Aire se podrán concentrar en mantenerla y en dar garantías a los ciudadanos de un territorio en Paz. Con Paz, se acabarán los muertos del conflicto y los llantos de las madres. Con Paz, viviremos en Paz.
Juan Manuel Santos, al que le agradezco la confianza depositada en nosotros, tendrá grandes retos en este segundo período de cuatro años. El más importante, además de lograr la Paz, mantener la gobernabilidad con un diálogo sincero y directo con los colombianos, especialmente, con aquellos que apoyaron en la primera vuelta a sectores progresistas y de izquierda y que, en esta segunda, le endosaron el voto de manera decidida. La otra parte del diálogo deberá ser con Áscar Iván Zuluaga de Centro Democrático, el candidato perdedor en estas elecciones que mantendrá en el legislativo una importante cuota de poder.
Asimismo, Santos deberá acometer las reformas que quedaron en el tintero en su primer mandato. Especialmente, aquellas encaminadas a cerrar la brecha entre ricos y pobres, necesitados estos últimos de sentir que la buena marcha económica del país –Colombia es el que más crece este año y así será el que viene en toda América Latina– les llega a sus bolsillos. Gran parte de esta población, la de escasos recursos y la que más ha sufrido la guerra, es la que le dio, abrumadoramente, el voto. A ellos, a los más pobres, es a los que Santos debe la victoria, y a los que debe trabajar para cumplírseles el sueño de la Paz.
Por eso, mi deseo para todos ellos, para el Presidente Santos y para este hermoso país lleno de bendiciones es la Paz.