Cuando todavía no hemos sido capaces de olvidar la pesadilla, ya ha aparecido en varios periódicos la amenazante noticia de que Zapatero tiene intención de publicar sus memorias.
Al parecer, ya existen dos o tres osadas editoriales dispuestas a embarcarse en la aventura. Tal decisión viene a demostrar que el ex presidente, demasiado pronto, ya comienza a padecer los primeros síntomas de ostracismo. Término con el cual los griegos denominaban a los políticos destinados al destierro. Vivir en Moncloa, tiene muchos inconvenientes, si bien, después de casi ocho años residiendo en el Palacio, digan lo que digan uno termina acostumbrándose a sus comodidades, que no ofrece ni de lejos la horterada de chalet de alquiler en Somosaguas, donde los Rodríguez-Espinosa, no son nadie y menos aportan en un recinto donde se puede presumir de todo menos de ser socialista.
La idea de haberse marchado a León como defendía Sonsoles Espinosa era mucho más acertada, pero en ningún momento las hijas aceptaron el traslado, y antes de romperse la unidad familiar, los padres no tuvieron más remedio que claudicar. Para ellas, abandonar el foro y tener que ejercer de provincianas era demasiado fuerte. El ambiente está en Madrid y ¡punto!
Para el ex presidente, ver como transcurren los días sin que los medios publiquen ni una sola noticia suya, aunque sea para criticarle y le ignoren tan olímpicamente, comienza a ser más duro de lo que pensaba, pero la vida es así. Convendría recordar que fue su propio partido, comenzando por Rubalcaba, quienes le condenaron al aislamiento, nada grato por cierto pero en conciencia totalmente merecido.
En opinión del experto analista político, Tomac de Varelokivic, Zapatero ha ejercido de “hombre paréntesis” entre Aznar y Rajoy, que pasados unos meses, no muchos, salvo su familia y unos cuantos compañeros y compañeras agradecidos, nadie recordará. Cuentas de este político, que por no tener, carecía de amiguitos hasta en el jardín de infancia…
Por lo general, estas demostraciones de indiferencia, no las perciben o encajan todos por igual. Un catedrático, por ejemplo, se reincorpora a sus funciones docentes y su vida, aunque con contenido distinto, sigue activa. Otro tanto les ocurre a los que vuelven al mundo de la empresa privada o a ejercer sus profesiones anteriores, pero en el caso de Zapatero, ¿a dónde podría retornar?. Absolutamente a ningún sitio y eso es lo cruel. El no haber trabajado nunca y haberse dedicado a la política desde siempre, le coloca en esta incómoda tesitura nada fácil. Su futuro será seguir cobrando un gran sueldo, a cargo del erario público durante el resto de su vida.
Retornando al principio y centrándonos en las susodichas “memorias”, la posibilidad de contar sus vivencias a cargo del ejecutivo español, parece un poco precipitado, dado que otros políticos con los cuales ZP se identifica absurda y obsesivamente todavía no lo han hecho y, además, cuentan con otras fuentes de voluminosos ingresos y prestigio situándose a años luz del ex presidente Zapatero aunque él lógicamente no lo reconocerá.
Las cifras que se barajan ofrecidas por las distintas editoriales, oscilan entre los 600.000 y 1.000.000 de euros. Si dichas empresas se planteasen el realizar un sondeo de opinión, en torno al interés suscitado por la publicación y que cantidad estarían dispuestos a pagar los ciudadanos por la adquisición del cita volumen, una gran mayoría estamparía el “aspa” en el cuadradito de “cero euros”. Según cuentan, sus allegados, los que le queden, está corriendo la voz de que al ex presidente le encantaría ser incluido en el grupo de élite formado por Bush, Clinton, F. González, Aznar, etc, Tal deseo le identifica con su ridículo optimismo del que hizo gala en sus dos nefastas legislaturas.
Entre los más de seiscientos asesores monclovitas, reclutados muchos de ellos para atender compromisos y recomendaciones, gestionaron desastrosamente la candidatura de su jefe como futuro Premio Nobel de la Paz. Posteriormente, igualmente fracasaron con la posibilidad de que le fuese concedido un título nobiliario que la Zarzuela no veía. Al final, todo se quedó en una condecoración de las que se conceden automáticamente el cesar el el cargo.
No se trata de hacer leña del arbol caido, pero recordar una vez más la lista interminable de todos sus fracasos y despropósitos nada aporta. Nadie con dos dedos de frente estaría dispuesto a tirar el dinero para adquirir las memorias de un impresentable politicamente hablando, considerado, con todos los merecimientos como el peor presidente de la democracia española.
Ni contratando a Pinocho como “negro” alcanzaría el más mínimo éxito. En estos momentos ha manifestado que “no hace nada”, tras haber descubierto que contar nubes no era tan atractivo como el pensaba. De donde se deduce que quizá lo más acertado sería regresar a ese nulo estado anímico en el que permanecía, del que nunca debió salir y observar el más discreto de los silencios….