EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Los estados de ánimo de Esperanza Aguirre, pasan desde cantarle el “cumpleaños feliz” y regalar una corbata al ministro Rubalcaba, hasta decir de este que él es el verdadero culpable de las escuchas ilegales que según dicen desde el Partido Popular, sin aportar prueba alguna de ello, se está practicando a cargos del partido de la derecha. No obstante ha rectificado y ha dicho que no estaba en su ánimo acusar tan directamente al ministro del Interior.
Este cambio de actitud pone en evidencia, una vez más, lo dada que es la presidenta de la Comunidad de Madrid a tirar la piedra y esconder la mano. Ha llegado a tal punto de precisión que no se para ya ni tan siquiera a fijar la puntería sobre el objetivo a apedrear, suelta el ripio y que caiga donde caiga. Esto lo estuvo practicando a diario con Mariano Rajoy, hasta que se ha dado cuenta de que no lo puede derribar con una, o varias, de sus pedradas. La piedra que derribe a Rajoy tendrá mucho que ver con los resultados electorales de 2012.
Las veces que lo ha practicado con el masoquista, por consentírselo, Ruiz Gallardón, son incontables, si en el caso de Rajoy era a diario con Gallardón era cada cinco minutos. Lo de Gallardón era y seguirá siendo, una verdadera lapidación.
Esperanza Aguirre, la “Heroína de Bombay”, ha lanzado ya más piedras que un pastor de cabras pueda haberlo hecho contra todo el rebaño. Las cabras no protestan por este trato, tampoco lo hacen Rajoy y Gallardón que han aguantado, y aguantan, todo lo que esta mujer les pueda echar encima sin proferir un solo lamento de dolor. Lo malo del caso es que estos dos han mal acostumbrado a Aguirre que se ha convertido en un una niña mala que no hace más que lanzar piedras contra los demás y esconder la mano tras una astuta e “inocente” sonrisa. El caso es que si en su casa se lo consienten, los demás no tienen el porqué tolerarlo.