EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
De todas las quejas que el PP ha puesto de manifiesto desde que el pasado martes día 6 de julio la policía procediera a llevar a efecto las diligencias pertinentes para tomar declaración a algunos concejales del PP y al presidente de la Diputación Provincial de Alicante, José Joaquín Ripoll, así como a algunos empresarios, la queja que más me ha llamado la atención ha sido la de esa señora con voz aguardentosa que ostenta el cargo de alcaldesa de Valencia llamada Rita Barberá.
Me ha parecido el colmo de la desfachatez, de la prepotencia y de la falta de respeto a los ciudadanos que esta señora haya dicho: “El ministro de Interior, Rubalcaba, tendrá que dar muchas explicaciones de por qué se trata así a un político” (Diario Información de Alicante 08-7-10). Al margen de los calificativos anteriormente empleados por mí para mostrar mi parecer sobre estas palabras, la verdad es que al leerlas me ha entrado la risa floja porque según se desprende de las palabras de Rita Barberá, lo policía, cuando existan sospechas, más o menos infundadas, de que un político pueda estar cometiendo algún delito, la policía, antes de emprender una acción como la llevada a cabo el pasado día 6, debería ponerse en contacto con el político en cuestión y decirle lo siguiente: “Mire usted, le llamamos para comunicarle que le estamos investigando por una cuestión relacionada con actividades ilegales por parte de usted y que debemos traerle a la comisaría para hacerle unas preguntas. Ahora bien, si a usted no le parece o no le viene bien no pasa nada, lo dejamos estar y nos olvidamos de todo”. Pues no, señora Barberá, no es así, un político, cuando sobre el hayan dudas de su integridad, de su honradez, cuando se le ha estado investigando desde hace mucho tiempo y se ven claros indicios de que pueda estar cometiendo un delito debe ser tratado como cualquier otro ciudadano y si esto implica que la policía tiene que tomarle declaración en las dependencias policiales o judiciales pues adelante con ello. ¿Qué cree usted que es un político, señora Barberá? Yo se lo voy a decir. Un político es un sujeto que se supone que está para servir al pueblo y no para servirse de él y además ser un privilegiado ante la justicia. En el caso del señor Ripoll, al que por cierto le han imputado por cinco presuntos delitos, este ha dejado bien claro que en la comisaría de policía recibió un trato exquisito por lo tanto no entiendo como la señora Barberá pregunte y se queje de “por qué se trata así a un político”. A lo mejor nos quiere dar a entender que fue tratado demasiado bien, aunque dudo que se refiera a tal circunstancia.
¿Qué imagen estaría dando nuestro país si en casos que están en candelero, como es el GÁ¼rtel, el caso Matas, el caso Fabra y ahora este, el caso Brugal, y otros en el cual están implicados muchos políticos se dispensara un trato diferente al que se le pudiera dar a cualquier ciudadano, a los políticos? La señora Barberá, como siempre, y empleando su aguardentosa voz para decir despropósitos creyendo que los ciudadanos son tontos.