“En las falsas cooperativas no es dable encontrar respeto y apego a los nobles propósitos que surgen de los valores y principios que guardan la doctrina y filosofÃa cooperativa para la humanidadâ€. José Yorg
Intentando dar luz sobre este tema escabroso y actual, CrÃtica PeriodÃstica dialogó con el educador cooperativista, Lic. José Yorg, quien sin titubear se refirió a las seudocooperativas volcando todos sus conocimientos con la valentÃa y firmeza que lo caracteriza.
“Se aborda un tema áspero, pero necesario e importante para el esclarecimiento sobre las diferencias sustanciales entre las auténticas cooperativas y las denominadas seudocooperativasâ€, advertÃa Yorg antes de responder a CrÃtica PeriodÃstica.
“Las desvirtuaciones que se presentan en estas entidades producen un daño social de difÃcil reparación, por ello interesa considerablemente su tratamiento y asà contribuir a superar dudas y adquirir claridad conceptualâ€, planteaba a modo de introducción.
CrÃtica PeriodÃstica: ¿Cuándo podemos hablar de la existencia de una seudocooperativa?
Lic. José Yorg: Agradezco grandemente esta oportunidad que me brindan para exponer mis consideraciones hacia las falsas cooperativas, exposición que lo hago desde una actitud positiva, sin menoscabo de nadie.
Quiero contextualizar el medio en que se insertan este tipo de empresa denominada cooperativa, teniendo en cuenta que las cooperativas son empresas de naturaleza no-lucrativas, es decir, ellas quiebran un modo de organización productiva basado en la primacÃa del capital sobre el trabajo; poseen otra lógica de acción, una lógica de repartición proporcional del beneficio alcanzado a partir del esfuerzo equitativo, aspectos éstos que chocan con la realidad circundante, prácticamente hostil a ellas, pues el mercado se rige por la ley de la oferta y demanda, influenciando con sus subvalores de egoÃsmo, individualismo, mezquindad.
En tales circunstancias, se comprende, lo difÃcil que resulta ajustarse a los valores y principios cooperativos en todos los aspectos de la vida empresarial e institucional de las cooperativas, sin embargo, se avanza. Entonces, estamos frente a una seudocooperativa cuando esa entidad declina absolutamente de cumplir los valores y principios inherentes a ella, en concreto: no realizan ni participan de planes o proyectos educativos o de capacitación, no fomentan la participación de sus asociados, desalientan sus directivos el control democrático, la integración, la preocupación por la comunidad, no utilizan un lenguaje cooperativo y sus propios asociados, en consecuencia, no valoran la identidad cooperativa.
C. P. : ¿Cómo operan las seudo-cooperativas y con qué fin se crean?
J. Y. : Anotemos que las cooperativas en el mundo son fruto de resolución a una determinada necesidad de hombres y mujeres; asà nacieron y asà se desenvuelven. Al intervenir el Estado en la vida institucional de ellas, muchas veces ha provocado distorsiones e incluso agresiones. El abrazo polÃtico-partidista de los gobiernos debe ser equilibrado, pues las cooperativas son empresas autónomas e independientes, sin embargo, voluntariamente buscan acuerdos o polÃticas de buena vecindad con el gobierno dado que los objetivos de búsqueda de bienestar social son concurrentes. Las seudocooperativas se crean con fines inconfesables y operan al margen de los valores y principios cooperativos de la propia ley, buscan socavar la doctrina y filosofÃa cooperativa con su accionar mercantilista.
C. P.: ¿Es una manera encubierta de precarización laboral?
J. Y. : Cuando nos adentramos en el mundo laboral es necesario aclarar que actualmente se dan tres orÃgenes de cooperativas de trabajo: podrÃamos decir, en primer término, aquellas que se crearon tradicionalmente, con mucha coherencia fraternal, podemos nombrar en segundo lugar a las provenientes de empresas quebradas o recuperadas y finalmente aquellas que responden a planes sociales regidas por normativa especial (Res. Nº3026/06 INAES) por lo cual se las denomina “tuteladasâ€, pues dependen de las Municipalidades. Éstas dos últimas nacieron de la debacle económica-social que afrontó nuestro paÃs y se recurrió a esa forma de figura empresaria a fin de dar respuesta laboral; en ese proceso, no es de extrañar la presencia de desvÃos hacia intereses diversos que dan cuenta innegable de situaciones de precarización laboral. Prácticamente es cotidiano enterarse por los medios periodÃsticos de las estafas de todo tipo que cometen estas cooperativas “truchas†que precarizan el trabajo, no pagan aportes y contribuciones sociales, son evasoras fiscales y otros.
C. P.: ¿Qué porcentaje de seudocooperativas cree Ud. que existe en nuestro paÃs?
J. Y. : No tengo cifras exactas de existencias de seudocooperativas o “truchas†en razón a que no se dan a conocer. Me consta, sin embargo, que desde el Instituto Nacional de Asociativismo y EconomÃa Social-INAES- se realizan ingentes esfuerzos por sanear el padrón excluyendo a aquellas que denotan malformación cooperativa, polÃtica, que por cierto, acompañamos. El daño social y económico que provocan estas cooperativas es devastador.
C. P.: En una seudocooperativa, ¿qué importancia se les da a los principios y valores cooperativistas?
J. Y. : En este tipo de falsas cooperativas no es dable encontrar respeto y apego a los nobles propósitos que surgen de los valores y principios que guardan la doctrina y filosofÃa cooperativa para la humanidad. Esto en función a sus execrables fines y objetivos que devienen de sus pecados originales: creados para estafar económica y educativamente a sus asociados y enviar un mensaje desalentador a la sociedad, en el sentido del “todo vale†y que la búsqueda de un mundo mejor es pérdida de tiempo, son los profetas del odio en verdad.
C. P.: ¿Qué nos puede comentar respecto al contralor que deben recibir las cooperativas, sobre todo las que se enmarcan en cooperativismo encubierto?
J. Y.: Me inclino a pensar y fomentar los preceptos de autonomÃa e independencia cooperativa. Las cooperativas requieren respeto y consideración hacia su accionar noble. El Estado tiene en el movimiento cooperativo su mejor aliado de su lucha contra la marginación y la pobreza y todos los vicios de una sociedad filtrada por ideologÃas que promueven la ley del más fuerte. Los organismos creados al efecto de control y fiscalización, como asà mismo de promoción, tanto nacional como los de las provincias poseen mecanismos y recursos económico-financieros suficientes para realizar la tarea de manera eficiente y eficaz.
C. P.: Pese a la existencia de estas falsas cooperativas, ¿cómo ve el futuro del cooperativismo en el paÃs, Latinoamérica y el mundo?
J. Y.: La humanidad sigue su camino en pos de construir un mundo mejor, más justo, más solidario, más cooperativo. En esa búsqueda, históricamente, ha atravesado diferentes etapas organizativas basadas en la desigualdad: la etapa esclavista, la feudal, la mercantilista y la actual, la capitalista, que por cierto, está en crisis senil. Siempre se avanzó a pesar de todo. El cooperativismo implica la posibilidad de un gran salto cualitativo en la superación de los males que nos aquejan en el mundo entero, ese es su actual desafÃo.
Los referentes cooperativos cargamos sobre nuestras espaldas esa formidable tarea y misión: construir el Cooperativismo del Siglo XXI. Lo repito una y mil veces: El cooperativismo que demanda el mundo es aquel cooperativismo transformador, aquel que surgió de las entrañas dolientes de la Revolución industrial y sus monstruosidades. Surgió para modificar desde los escombros a una civilización exhausta de tanta tragedia e infortunio.
El futuro que visualizo es promisorio para el cooperativismo y para la propia humanidad, a pesar de todo lo oscuro actualmente, si no logramos avanzar el riesgo es enorme, pues está en tela de juicio la vida de la especie humana, por tanto, debemos salir victoriosos y fecundos.
[Es esta la segunda entrevista relizada por Critica Periodistica, medio comunicacional de la Provincia de La Rioja-Argentina- al Lic. José Yorg, en esta oporunidad -que se comparte- lo relizó el propio Editor General,  Lic. en Comunicación Social y Periodista Universitario, Rodrigo Maximiliano Ochoa. Agradecemos la reproducción a El Librepensador.]