Sociopolítica

Las tradiciones y el machismo

Hoy me levanté con ganas de abordar un tema que sí o sí hay que seguir luchando para exterminarlo del todo. No queda otra. Va a costar mucho, mucho, sobre todo cuando lo único que se tiene es el “arma” de la PALABRA y a día de hoy, están cobrando (cada día más) especial importancia las redes sociales, que son otra herramienta para acelerar el proceso.

Dice la R.A.E. que TRADICION es:

1. f. Transmisión de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos, costumbres, etc., hecha de generación en generación.

2. f. Noticia de un hecho antiguo transmitida de este modo.

3. f. Doctrina, costumbre, etc., conservada en un pueblo por transmisión de padres a hijos.

Personalmente, esta palabra retumba en mis oídos desde que tengo uso de razón. La he escuchado y leído en una cantidad aproximada, por poner un número, al millón y medio de veces. Vamos a dejarlo así.

Creo, pienso y estoy convencido que el significado y el contenido de esta palabra debe usarse, utilizarse y conservarse siempre para todo aquello que dignifique a todo ser vivo, que les haga felices, y que les haga libres. Que sea razón contundente para progresar y evolucionar. Desde el momento que sea causa de todo lo contrario, hay que eliminarla de raíz. Sin esperas y sin explicaciones.

Llegados a este punto, hay que decir que empieza la guerra con muchas batallas por medio. Los enemigos se sabe de siempre quiénes son: los y las mediocres, machistas, involucionistas, llamados generalmente, tradicionalistas. Los amantes fervorosos que se abrazan a ella con auténtica fruición y pasión. Como auténticos fanáticos descerebrados se cualifican y se clasifican ellos y ellas mismas, llegando a tal grado de bajeza que se asientan y se acomodan en el escalón más ínfimo de la naturaleza humana, que es anterior a la de cualquier ser con vida. Es obvio que estoy hablando y escribiendo de unos enemigos muy peligrosos y letales. Unos enemigos que por su forma conductual, digo bien porque el pensamiento es auténticamente nulo, pueden destruir la humanidad. Así de radical lo digo.

Los tradicionalistas son amantes del pasado, intolerantes e intransigentes, entre los que se encuentra una especie: los y las machistas. Tienen una capacidad inmensa para introducirse, como reptiles, en cualquier institución o asociación. Y si no, a vista de pájaro, y como ejemplo, ahí están: la iglesia, ayuntamientos, partidos políticos y las que ellos mismos crean. Por citar algún que otro modelo, ahí están los que defienden a ultranza las tradiciones de muchas fiestas que consisten en ensañarse con los animales. Ášltimamente está en el punto de mira el caso de Tordecillas, en donde se hace sufrir, se maltrata, y finalmente se mata a un toro. Hay más casos. Inaudito. Aterrador. Monstruoso.

Voy más allá. Desde hace tiempo, muchísimo, se están haciendo públicos los maltratos y posteriores asesinatos de muchas mujeres. En todos lados. Como no paremos esto pero ¡¡ YA¡¡ los enemigos anteriormente citados se aferrarán a sus argumentos de siempre. Y dentro de unos años, ya hasta les darán premios y saldrán en las televisiones porque lo harán en nombre de la tradición, de la costumbre. Los medios de comunicación son y serán complices porque desde hace tiempo están firmando contratos con plumas y bolígrafos, llenos de sangre. Todavía no he visto ninguno que acometa acciones verdaderamente efectivas. Se limitan a dar la noticia, a ser testigos pasivos. A una publicidad «light». Esto hay que pararlo. Hay que acojonarlos. Tenemos que utilizar todos los medios pacíficos a nuestro alcance para que no se sigan proliferando y en esto, como dije al principio, Internet y las redes sociales pueden ser, de hecho ya lo están siendo, un poderoso instrumento para “acabar” con sus formas de actuación y de paso sacarlos de sus fosilizadas ideas y creencias.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.