Lección # 3, Cómo convertir a sus hijos en imbéciles
Si su hijo(a) comete un error, dígale que no es su culpa: culpe al vecino, al profesor, al amigo, a internet, al clima, a la novia, al novio, a la sociedad, a la televisión, al primo, a la computadora, a la tía, al alcohol, a las drogas, al Estado, el Ministro… A todos, menos a él.
Es lo más cómodo, pero también es lo más irresponsable.
Recientemente vi el caso de un muchacho que había sido un estudiante medio, normal; y luego cambió radicalmente: de notas promedio a notas malas, de asistencia casi perfecta a inasistencia crónica, de una actitud respetuosa a una descortesía enfermiza. Al entrevistarnos con el Padre nos dimos cuenta del error, la madre estaba enferma y el Padre, un alcohólico enfermizo, irresponsable, le echó la culpa a todos de los males de su hijo, menos al padre o al propio joven que declinaba. No conocemos el final de este caso, pero salvo un hecho extraordinario, este joven, ya convertido en imbécil, estaba cruzando hacia el antisocial destructivo.
Por el otro lado, si filosóficamente partimos de la imperfección del hombre y de su constante búsqueda, los padres deben reconocer que sus hijos, los adultos, todos, somos imperfectos y susceptibles de cometer errores de todo tipo, y si nos hacemos responsables de los errores cometidos, nos convertiremos en idiotas y a nuestros hijos en imbéciles.
Ese principio de equidad, darle a cada uno lo que le corresponde, no es parte de los derechos solamente, sino del campo de las obligaciones y responsabilidades que debemos inculcar.
Por ello cuando estamos frente a un grupo de jóvenes, hombres y mujeres, no miramos a individuos puros, sino individuos que son la imagen del entorno familiar y social.
Eso implica que si su hijo(a) quiebra un vidrio, destroza un auto, rompe un libro, lanza piedras, falta al respeto, lanza improperios contra el equipo contrario, lastimosamente ya tenemos dos imbéciles: Su hijo y usted.
