Sociopolítica

León de la Riva, y la “santa inquisición feminazi»

Los diversos diccionarios de la Lengua Española hacen referencia a la palabra “rajada” como sinónimo de “decir o contar acerca de algo o de alguien, jactándose de valentía, de gallardía, y especialmente para criticar…” El vocablo “rajada” tiene otra acepción más, la de “acto de cobardía, de echarse atrás, de desdecirse, retractarse cuando alguien se siente intimidado”.

InquisiciónEn los últimos días el alcalde de Valladolid ha rajado por dos veces, la primera para decir lo que cualquier persona bien informada piensa (la segunda “se ha rajado”, y ha acabado diciendo que donde dijo digo, quiso decir “Diego”, en definitiva, ha vuelto a abrir su boca para retractarse cobardemente… igual que acabó haciendo Toni Cantó cuando habló, meses atrás, de que en España hay demasiadas denuncias por maltrato de mujeres que son falsas, y gente del entorno de IU y compañía acabaron proponiendo que se le empalara…) el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva tuvo la osadía de decir lo que apenas nadie se atreve a expresar, a riesgo de ser linchado por la inquisición feminazi: que en “estepaís” de cuyo nombre nadie apenas desea acordarse, quien haya tenido la triste fortuna de nacer con algo colgando entre las piernas, está permanentemente en situación de riesgo, que cualquier varón es un ser vulnerable, susceptible de ser denunciado de cualquier cosa, sea cual sea, a cual más ocurrente, la más inimaginable… por cualquier mujer que desee amargarle la existencia, o privarlo de todos o casi todos sus bienes, u obstaculizar el contacto con sus hijos –e incluso convertirlos en huérfanos de facto- a la vez que parasita de su hasta entonces esposo, novio, compañero… y si quiere ser todavía más cruel, llegar al extremo de encarcelarlo. Todo ello con el aval del Tribunal Constitucional y el apoyo entusiasta de los jueces y fiscales (al dictado del lobby feminazi) acogiéndose a la jurisprudencia del Tribunal Supremo.

Aunque parezca mentira, funciona infaliblemente y es tremendamente sencillo de llevar a cabo:

Basta con que una mujer cualquiera –por poner un ejemplo- se golpee accidentalmente y se produzca algún hematoma -con uno es suficiente- en un brazo o una pierna, y acuda rápidamente al hospital más cercano, o a cualquier comisaría de Policía, o al puesto de la Guardia Civil más cercano, ­o mejor aún, al Juzgado de Guardia, y denuncie que ha sido el hombre al que desea perjudicar (esposo, n novio, compañero de trabajo, vecino, compañero de estudios…). Claro que, quien tenga una especial urgencia puede autolesionarse, en lugar de esperar a tener un accidente… De todos modos, si la mujer no desea golpearse (ya que no es un plato de buen gusto) no hace falta tal cosa; las feministas fundamentalistas, subvencionadas y políticamente correctas (también las llaman hembristas o feminazis) lo han previsto todo: Será suficiente denunciar que ha sido zarandeada y que le han dañado las cervicales, bastará con que simule dolor de cuello tantos días como desee, para conseguir de un complaciente forense “de género” un excelente informe con el que poder sacarle una preciosa indemnización y un castigo con el que quedará enormemente satisfecha. El informe del forense acabará siéndole de gran utilidad, pues dará valor a la denuncia, ya que –como si el forense hubiera estado presente- siempre añadirá el canallesco dato de que el moratón o “dolencia” ha sido por agresión de su victimario, en realidad la “víctima” en estos casos.

Ni que decir tiene que, la mujer denunciante debe tomar la precaución de que el día de los presuntos “hechos”, el hombre denunciado no pueda demostrar que estaba de viaje, lejos del lugar donde supuestamente fue maltratada. Lo ideal es que la mujer use algún tipo de ardid y se cite con su víctima, con cualquier excusa, para asegurarse de que a la hora de la supuesta “agresión”” no pueda estar con alguien que le sirva de coartada. Es más, si la mujer se deja ver con personas que la conozcan, y de las que tenga certeza que estarán dispuestas a testificar a su favor ¡mejor! Siempre podrá recurrir a ellas y usarlas como testigos de haberla visto con su compañero sentimental… Si, además, la mujer añade que no ha sido la única vez, que hubo maltrato continuado, que el individuo es un controlador, celoso, posesivo… en fin, no hace falta dar más pistas; el políticamente-correcto juez o jueza de turno le impondrá una Orden de Alejamiento mientras se “celebra” el juicio (esto último en caso de que el abogado del turno de oficio “de género” y el señor fiscal no logren convencer al denunciado de que firme una “sentencia de conformidad”, como ocurre en un porcentaje alto de los casos)

Olvidaba decir que, la mujer supuestamente agredida, maltratada física o psíquicamente, también podrá gozar de un informe “ad hoc”, a propósito, del Equipo Técnico Psicosocial adscrito a los juzgados de violencia “de género”, para que no haya duda alguna de que consiga éxito, pues, como bien se sabe ¡“ella se lo merece”!

Á‰sta es la perversa forma de atropello de hombres inocentes que propicia la Ley Integral contra la Violencia de Género de 28 de diciembre de 2004 -Día de los Santos Inocentes en el santoral católico- que, todo hay que decirlo, no solamente es mérito de José Luis Rodríguez Zapatero y sus correligionarios, pues la perversa y totalitaria ley fue apoyada con verdadero “ardor feminista”, con enormes fuerza, entusiasmo y pasión, por la totalidad de los partidos políticos con representación en el Congreso de los Diputados, y con anterioridad, en el tiempo en que gobernaba José María Aznar se aprobó un engendro de características similares -Ley Orgánica 11/2003, de 29 de septiembre, de medidas concretas en materia de seguridad ciudadana, violencia doméstica e integración social de los extranjeros. Y al principio del mismo año se aprobó una Ley reguladora de las órdenes de Protección contra la violencia doméstica.- Leyes que las asociaciones de mujeres (hembristas o feminazis) han impuesto a los legisladores valiéndose del “mercantilismo” de votos de los partidos políticos. No obstante, algunos “avanzados” jueces -sobre todo, juezas- ya se anticiparon y estaban aplicando la “perspectiva de género” en sus resoluciones judiciales, antes de que se aprobara la totalitaria y sexista Ley que viola el Art. 24 de la Constitución”, incluso sin tomar declaración al denunciado, tal como dicha Ley ahora obliga, aunque, por desgracia son muchos los tribunales que se pasan este precepto por la entrepierna…

Si el compañero, novio, esposo, como suele ocurrir con demasiada frecuencia, es inocente y por tanto ha sido víctima de una denuncia falsa, la Orden de Alejamiento es una oportunidad de oro para hundirlo más y sacarle aún más dinero. La mujer supuestamente víctima de maltrato, puede recurrir a provocarlo telefoneándole para burlarse de él, o acercársele cuando desee –las órdenes de alejamiento no son recíprocas, ¡Ojo!- y así dar lugar a su detención por “quebrantamiento de condena”…

Si la mujer tiene hijos, y carece de escrúpulos, y no le importa el daño que les cause, dejándolos huérfanos (“el fin justifica los medios”), les puede contar “todo lo que su padre le ha hecho”; decirles que se ha vuelto loco; insinuarles que le cuelguen el teléfono; etc. Casi seguro conseguirá que él se desespere y se acerque por su casa para intentar hablar con ellos para desmentirlo: ¡PERFECTO!, así habrá conseguido el testimonio de tus inocentes hijos y, tal vez, hasta el de algún vecino que refrende otra nueva denuncia y otra segura condena acumulable para él.

Ya digo, ¡Así de fácil! Ahora sólo le queda esperar el día del juicio. No importará que la mujer, llegado el momento se ponga nerviosa e incluso que llore de miedo por estar mintiendo: A una mujer que llora todavía se le da más credi­bi­lidad. Las hembristas-feminazis españolas, muchas de ellas parapetadas dentro del Instituto de la Mujer (Instituto contra el hombre) y las sucursales autonómicas, con su asignación anual mil-millonaria y los apoyos “casi” gratuitos de la mayoría de los medios de comunicación; se han encargado durante años de envenenar a la población en general -incluyendo a ingenuos jueces y periodistas- diciendo, cada vez que una mujer es asesinada la famosa frase “en lo que va de año han muerto en nuestro país equis mujeres”, pero jamás mencionan cuántos hombres han corrido el mismo final, aunque algunas veces sean incluso más que mujeres, tal como ocurrió en el primer trimestre del 2001. También, dicho “benemérito” Instituto publica cada pocos años los resultados de su amañada macro-encuesta con la cual envenenan a la sociedad en general con un “apropiado” sesgo metodológico…

(Me refiero a la macroencuesta de marzo de 2000 sobre “violencia sobre las mujeres” La “científica encuesta” permitió llegar a la conclusión de que en España había DOS MILLONES DE MUJERES MALTRATADAS. Para ello se consideró “mujer maltratada” a la que respondiera con las palabras “frecuentemente” o “a veces” al menos a UNA de las trece preguntas siguientes, referidas a su esposo o compañero:

– ¿Le impide ver a la familia, o tener relaciones con amigos, vecinos, etc.?

– ¿Le quita el dinero que usted gana, o no le da lo suficiente que necesita para mantenerse?

– ¿Le insulta o amenaza?

– ¿Decide las cosas que usted puede o no hacer?

– ¿Insiste en tener relaciones sexuales aunque sepa que usted no tiene ganas?

– ¿No tiene en cuenta las necesidades de usted (le deja el peor sitio en la casa, lo peor de la comida…)?

– ¿En ciertas ocasiones le produce miedo?

– ¿Cuando se enfada llega a empujar o golpear?

– ¿Le dice que a dónde va a ir sin él, que no es capaz de hacer nada por si sola?

– ¿Le dice que todas las cosas que hace están mal, que es torpe?

– ¿Ironiza o no valora sus creencias (ir a la iglesia, votar a un determinado partido, pertenecer a alguna organización)?

– ¿No valora el trabajo que realiza?

– ¿Delante de sus hijos dice cosas para no dejarla a usted en buen lugar?

Como la encuesta no se aplicó a hombres, los periódicos no pudieron sorprendernos al día siguiente con la insólita noticia de que también había dos millones de varones maltratados. Ni se pudo emprender el correspondiente “Plan para combatir la violencia contra el hombre”. Ni tampoco adoptar las pertinentes medidas jurídicas y administrativas, incluidas las gigantescas campañas de sensibilización. Ni destinar varios millones de euros de los presupuestos a la luchas contra ese otro “genero” de violencia…

Pero sin duda, en la próxima macroencuesta se corregirá esa “pequeña omisión”…)

Volviendo al asunto que nos ocupa: En el juicio, sea juez o jueza quien la juzgue, y salvo honrosísimas excepciones, condenarán, seguro, al hombre-víctima. Tal vez no sea lo justo, pero después del mencionado envenenamiento es el resultado más “lógico” (perversa lógica, dirán usterdes) es lo políticamente-correcto y de esa manera el juez se evita un posible linchamiento, o “fusilamiento” por parte de las poderosas asociaciones feminazis-hembristas. Además, a buen seguro, el juez o jueza que le toque en suerte, se escudará en la petición del “Ministerio Fiscal”: la mayoría de los fiscales tienen instrucciones muy concretas respecto de cómo deben actuar en estos casos: destrozar al “siempre-criminal-hombre”.

Por otra parte, lo más probable es que casi nada de lo que él declare en el juicio será tenido en cuenta, pues los componentes del tribunal casi seguro querrán hacerle pagar al supuesto victimario el clamor de venganza de esas caras destrozadas que han visto por la televisión, y hasta el atentado a los trenes de Madrid, o el ataque de los taliba­nes a las “torres gemelas” de Nueva York…

¡Pero eso no es todo!: Si él NO tiene dinero: ¡BINGO!, ya que, gracias a la “justa y políticamente-correcta sentencia” que a buen seguro le encasquetarán, puede hasta llegar a dar con sus huesos en la cárcel si no puede pagar la multa. Otra cuestión: en el caso de que el supuesto maltratador se declarara inocente, si el presunto victimario quiere obtener un abogado de oficio tendrá que hacer una peregri­nación por “tan sólo” unas 8 venta­nillas de diferentes y “eficaces” organismos ofi­cia­les para conse­guirlo. Y, además, el abogado que le asignen casi seguro le defenderá sin especial entrega, sin apenas entusiasmo por ser consciente de que, haga lo que haga y diga lo que diga, lo condenarán, ya que: DENUNCIA + EL VALIOSO PARTE FORENSE = CULPABLE EL DENUNCIADO. Así lo ordena la jurisprudencia del Tribunal Supremo –con el aval del Tribunal Constitucional- y las directrices del Consejo General del Poder Judicial a los jueces y fiscales.

Y si el supuesto victimario recurre la sentencia, por considerar que es un atropello, lo más seguro es que los jueces de la Audiencia Provincial ‘pasen’ de lo que el pobre diablo diga, y ratifiquen la sentencia de primera instancia, absolutamente calcada. ¿No han oído aún hablar del corporativismo? ¿Realmente alguien piensa que un juez va a contradecir a otro juez? ¡Por Dios, dónde se ha visto eso! Sería reconocer que otro juez se ha equivocado y eso ¡es imposible!. ¡¡Los jueces son perfectos!! ¡¡ Son Dioses!!!

Y… Si al supuesto maltratador se le ocurre denunciar al juez ante el Consejo General del Poder Judicial, (por aquello de la prevaricación y demás…) ocurrirá tres cuartos de lo mismo. Cuando cansado de esperar intentente -¡Qué incauto!- averiguar cuál ha sido el curso que ha seguido su denuncia, acabará sabiendo que ha sido archivada y no ha sido ni informado.

Es más, son muchas las mujeres falsarias que obran “así” con reiteración, y en el remotísimo caso de que el asunto se salga de ojo, nunca suele pasarles nada, nada de nada, pese a que los jueces y fiscales ténganla obligación de perseguir de oficio las falsas denuncias (Art.456 C.Penal)

Para más recochineo, puesto que los hombres que son denunciados, ingresan automáticamente en la “lista oficial de maltratadores”, pese a que sean absueltos, sea por “falta de pruebas”, sea porque son descaradamente inocentes, seguirán constando en tal lista, y por tanto, serán considerados reincidentes.

¡Por supuesto, no existe lista alguna de falsas-denunciadoras!

Dirán ustedes: ¡ES UN TREMENDO CHOLLO!

En fin, está de más que siga dando pistas de cómo actuar de forma falsaria para perjudicar a los hombres, pues para eso ya se bastan instituciones que todos pagamos con nuestros impuestos: las “Casas de la Mujer” más el “Instituto de la idem” o cualquier prestigioso bufete de abogadas feminazis-hembristas, que casualmente están regentados por gente que a su vez son dirigentes de las asociaciones “de mujeres” del territorio de que se trate.

ALGUNAS NOTAS COMPLEMENTARIAS, REFERIDAS AL TEXTO:

– Las asociaciones feminazis-hembristas camufladas tras el “Instituto de la mujer”, en su descarado propósito de conservar su “Industria del Maltrato”, efectúan cada cierto tiempo lo que denominan Macro-Encuesta sobre violencia doméstica, sin rigor científico alguno pues, además de emplear el sesgo metodológico de sólo preguntar a mujeres; dado que con la pregunta directa de ¿se considera usted una mujer maltratada? el número de “víctimas” que obtienen es bajo para sus propósitos, consideran víctimas “maltrato-técnico” (único resultado que publican) a cualquier mujer que conteste simplemente “a veces” a una de 13 preguntas, la mayoría de ellas de esta índole: “¿Ironiza o no valora sus creencias tal como ir a la iglesia o pertenecer a algún partido político?, ¿no valora el trabajo que realiza?. ¡Por supuesto!, nunca preguntan si “a veces” ella inflige el mismo trato a su pareja. Asimismo este Organismo Oficial; que vive gracias a los impuestos de todas las españolas, pero también de los de todos los españoles; publicó en una recóndita casilla de su recóndita pantalla (“La mujer en cifras”) de su página web que en el año 2000, en el entorno doméstico o familiar, habían sido asesinadas 67 mujeres y también 44 hombres. Pero tal envenenadora institución, con su presupuesto milmillonario, únicamente publicó machaconamente a través de todos los medios de comunicación, durante todo el año, y cada vez que una mujer era asesinada, la noticia que se daba con la consabida frase “en lo que va de año han muerto en nuestro país víctimas de violencia doméstica equis “. Pero jamás pasan notas a la prensa de la cifra total de hombres que son asesinados en el mismo entorno. Por otra parte; como quiera que algunas asociaciones de padres separados comenzaron a divulgar dicha cifra de hombres asesinados casi oculta en la mencionada página del Instituto de la Mujer, esta “benemérita” institución dejó de publicar tal cifra en los posteriores años: “Muerto el perro, se acabó la rabia”.

– En la publicación, “Acuerdo del Pleno del CGPJ de 21 de marzo de 2001″³ pág.24, se dice el siguiente disparate “el testimonio de la víctima, aunque no haya otros testigos del hecho delictivo, puede ser en estos casos suficiente para fundamentar una condena y desvirtuar la presunción de inocencia”. Se conculcan así, el principio ancestral “in dubio, pro reo”, la Carta Universal de derechos Humanos en su Art.11 y la Constitución Española en su Art.24 que, en esencia, dictan que toda persona debe ser considerada inocente si no se demuestra lo contrario. ¿Y qué demostración es la sola declaración de una persona -sin testigos-, máxime si sus lesiones son en alguna de sus extremidades claramente factibles de habérselas podido producir accidental o voluntariamente, y peor aún, cuando se condena basándose únicamente en un parte médico-forense por sólo referir dolor?

– Es innegable que existe violencia doméstica, intrafamiliar y extrafamiliar, pero en absoluto es achacable a una cuestión “de sexo” (“género” según los y las seguidores del Manifiesto Scum de Váleri Solanas)

– El Día Contra la Violencia de Género, el 25 de noviembre de 2003, se publicó un escrito satírico con idéntico contenido que el presente artículo, Transcurridos los años, nadie, ciudadano, jurista, ni juez alguno, se ha atrevido a actuar contra su autor. Señal de que lo que aquí se dice en forma de sátira, es cierto. “Quien calla, otorga”…

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.