Sociopolítica

Líderes de grupos fundamentalistas: creen que sus fines justifican todos los medios.

Los extremismos los vemos presentes en la historia, especialmente en el ámbito religioso, ya que toda la cultura antigua estaba impregnada de referencias a lo trascendente. Después, el espacio abierto por el retroceso de la presencia religiosa en el ámbito público, obligó a ciertos individuos de personalidad fundamentalista a agarrarse a otros ámbitos potencialmente «fundamentizables».

Este es el fundamentalista: el individuo que, ante el temor al vacío de valores y de sentido de la vida, se agarra irracionalmente a ciertas s’eguridades’.

Turquía. Estambul. Mezquita azul

Foto: szeke

Hombres y mujeres necesitamos de cierta «confianza básica», que nos permita aceptar y asumir el riesgo inherente a una vida madura que se enfrenta a lo nuevo y diferente como a una posibilidad de crecimiento. Cuando esta confianza básica falta o es destruida, nos volvemos rígidos e intolerantes. Las personas construimos esta confianza fundamental en las primeras experiencias de la vida familiar. Los grupos humanos la vivimos y desarrollamos cuando vivimos en ambientes comunitarios de los que nos sentimos miembros porque compartimos sus valores y nos ofrecen un sentido de la vida compartido. Cuando los procesos sociales destruyen estas experiencias comunitarias, la sociedad crea un ámbito donde se desarrollarán ‘personalidades fundamentalistas’ que buscarán su seguridad en grupos rígidos e intolerantes.

La cultura proporciona al individuo una cierta respuesta a las preguntas más esenciales de la vida (hacia dónde vamos, de dónde venimos, qué debemos hacer…). La cultura es la manera propia del hombre de adaptarse al medio.

La radicalización de los mencionados movimiento fundamentalistas, que se manifiesta a través del terrorismo internacional, suele ser descrita desde occidente como locura, y sus líderes religiosos llamados místicos irracionales.

libertad_religiosaNo obstante, puede afirmarse que existe un intenso soporte filosófico de sus acciones e ideología. Su «locura» es un método, uno de los aspectos de la lógica a la que responden estos movimientos religiosos, cuya impredecibilidad es una forma de mantener a sus enemigos con la guardia baja. Los líderes de los grupos fundamentalistas creen que sus fines justifican todos los medios. Ellos celebran cuando desde Occidente los califican como sus enemigos, puesto que ello es la confirmación más cabal de lo recto de su causa. Como se puede apreciar, ambos bandos intercambian acusaciones mutuas de mantener actividades terroristas. Por parte de Occidente se los califica de «fanáticos radicales» y de terroristas que por su peligrosidad deben ser combatidos en todos los terrenos. A su vez, los países islámicos de ideología fundamentalista rechazan los cargos lanzados desde Occidente de ejercer terrorismo. Ello responde a una concepción distinta del mismo, que los lleva a sostener que el verdadero terrorismo es el que ejerce Israel con su programa nuclear, o Estados Unidos con la reiterada presencia de su Marina de Guerra en el Mediterráneo.

Para Irán, Estados Unidos es «el gobierno congénitamente terrorista que ha prendido fuego al mundo entero, y su aliado es el sionismo internacional, que para saciar sus deseos comete crímenes». Esta concepción del terrorismo propia del mundo islámico y su adopción por parte de los grupos fundamentalistas es lo que preocupa a Occidente que ve con temor la extensión a nivel mundial de la Jihád.

Para finalizar es importante destacar que, frente a la crisis de identidad sufrida por las poblaciones islámicas ante la invasión de la cultura occidental, a la cual se le atribuye la decadencia de la sociedad, los líderes de los movimientos religiosos proclaman, en todos los estados del mundo musulmán, el Islam como una vía de prosperidad, y a su vez postulan los preceptos religiosos contenidos en el Corán como la solución a todos los males de las sociedades. Es por ello que llevan a cabo una expansión de la Jihád a nivel mundial. Si bien dicho motivo no justifica al fundamentalismo islámico y sus modalidades de acción, se convierte en un elemento clave a tener en cuenta, por cuanto deja en claro que para lograr una adecuada comprensión de dicho fenómeno no deben tomarse como parámetro para su análisis, los valores propios de nuestra cultura, sino el marco de la cultura donde se origina.

Todo ello sin olvidar que el fundamentalismo representa sólo una manifestación de la cultura islámica y sólo la parte reaccionaria de la misma es precisamente fundamentalista.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.