Una nueva investigación profundiza en la relación entre la reputación social de los y las adolescentes, la violencia relacional, y variables de ajuste psicosocial como la soledad, la autoestima y la satisfacción con la vida. Los resultados revelan que los jóvenes que desean sentirse más valorados y respetados en su grupo son los más proclives a usar la violencia.
“Hay un interés creciente por el estudio de la conducta violenta adolescente en la escuela, un comportamiento que tiene graves consecuencias para el ajuste psicológico y emocional de las personas implicadas y que obstaculiza las dinámicas escolares”, explica a SINC David Moreno Ruiz, autor principal del estudio e investigador de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla (UPO).
Este estudio, publicado recientemente en la revista española Psicothema, se centra en la relación entre la violencia relacional y el ajuste social y la reputación del adolescente para mostrar cómo aquellos jóvenes que anhelan un ‘estatus reputacional’ alto, es decir, una identidad social que les para integrarse en un grupo y ser respetados, usan más la violencia relacional como herramienta para conseguir este objetivo.
Estudios previos ya señalaban que algunos adolescentes populares entre sus compañeros utilizan la violencia relacional para mantener y mejorar su reputación en el grupo de iguales. “Tener una autoestima alta es un aspecto clave, ya que es un importante inhibidor para la participación en comportamientos que implican violencia relacional entre pares en la escuela”, sostiene Moreno.
El nuevo estudio se ha realizado en 1319 adolescentes de siete centros de enseñanza secundaría de la Comunidad Valenciana, y revela que los adolescentes con una reputación social cuestionada por sus iguales, que son rechazados socialmente por sus compañeros o que carecen de amistades íntimas y de confianza, tienen mayores sentimientos de soledad, baja autoestima y pobre satisfacción con la vida.
“Es necesario prevenir el desarrollo de identidades sociales adolescentes cimentadas a costa de otras personas, utilizando artimañas poco lícitas y perjudiciales para los otros, como es el caso de la violencia relacional. Es necesario elaborar programas psicoeducativos adecuados, prevenir, diagnosticar e intervenir en episodios de esta naturaleza violenta, con el fin de mejorar la convivencia en los centros educativos”, apuntan los investigadores.
La violencia relacional también es cosa de chicas
Aunque los estudios sobre este tipo de violencia y su relación con el género muestran resultados contradictorios, las conclusiones de esta investigación revelan que los chicos usan más la violencia relacional, excepto cuando la conducta violenta se da como respuesta defensiva a una provocación, donde no hay diferencias entre chicos y chicas.
Sin embargo, y en contra de las creencias populares, es más probable que sean las chicas quienes hagan más uso de la violencia como respuesta a la motivación por conseguir o mantener una mejor identidad social en su grupo de iguales.
Por violencia relacional se entiende todo comportamiento dirigido a provocar un daño en el círculo de amistades de otra persona o en su percepción de pertenencia a un grupo. Según los expertos, produce un daño psicológico, ya que margina y aísla a quien la sufre, y causa un sufrimiento, a veces, de difícil recuperación.
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Referencia bibliográfica:
David Moreno Ruiz, Estefanía Estévez López, Sergio Murgui Pérez y Gonzalo Musitu Ochoa. “Reputación social y violencia relacional en adolescentes: el rol de la soledad, la autoestima y la satisfacción vital”. Psicothema, vol. 21, nº 4, pp. 537-542, noviembre de 2009.