Sí, hay que catalogarlos así e incluso calificarlos con mayor dureza aún, puesto que tanto estos “como quienes los arropan y consienten”, son los verdaderos culpables de todos los conflictos del planeta y en el que se siguen derramando ríos de sangre y un sin fin de calamidades, que no desaparecen por todos estos hechos que se van repitiendo en un “tornillo sin fin” y al que no se le presta la atención que debe; posiblemente por cuanto y como ocurre en todas las corrupciones; es peor el que corrompe que el corrompido, puesto que sin uno no es posible el otro; y todos estos grandes bandidos están sostenidos por otros similares, pero que se ocultan “en las sombras de las muy corrompidas políticas actuales”. Todo ello y es claro, lo motivan grandes fortunas que amasan unos y otros: veamos.
El tirano de Indonesia, conocido como Suharto, acumuló una fortuna estimada en 25.000 millones de euros; los que y como es costumbre, fueron evadidos desde ese país a diferentes destinos extranjeros; tras la muerte del tirano, sólo se pudieron congelar 79 millones, que fueron los únicos que volvieron a Indonesia.
Mobutu, que fuera otro tirano en el Congo, se le estimó una fortuna de 4.700 millones de euros; se le congelaron 4,7, pero aún no ha regresado al Congo, ni un solo céntimo; país donde se estima que el que trabaja puede ganar 11 euros mensuales y donde los muertos por luchas intestinas (pero dirigidas por intereses exteriores) se contabilizan por millones, amén del interminable relato de atrocidades de todo tipo, que desde hace ya demasiadas décadas sufren, los que allí tuvieron “la suerte” de nacer.
Sani Abacha; otro bandido que fuera presidente de Nigeria, se asignó el diez por ciento de las ventas de petróleo y así acumuló 3.620 millones de euros, de los que sólo se pudieron recuperar 506; y este tirano no pudo reunir más fortuna, por cuanto murió de infarto en su palacio presidencial.
Ferdinand Marcos, éste en Filipinas, acumuló 7.200 millones de euros, de los que sólo volvieron a aquel archipiélago 495, pero tras 17 años de pleitos internacionales, puesto que ello es lo normal, ya que los países que retienen esas fortunas, obstaculizan todo lo inimaginable, puesto que mientras, manejan y se benefician de esos grandes capitales.
Duvalier y pese a tiranizar el que se dice más pobre país del mundo (Haití) acumuló 580 millones de euros, le pudieron congelar sólo 4,6 millones, pero de ellos aún no ha llegado un céntimo a “esa media isla caribeña”, que yace aún más desolada, tras el terremoto reciente. Aún así, este incalificable individuo, ha vuelto a la isla para optar de nuevo a presidir a sus… “rebaños”; puesto que… ¿cómo calificar estos ?
El único que ha pisado la cárcel y en ella está y no por la fortuna acumulada en Perú, sino por homicidio, es Alberto Fujimori; el que se le estima una fortuna de 434 millones de euros, de los que sólo se han podido recuperar 35.
Pero tengamos en cuenta (muy en cuenta) que estos individuos son una mínima muestra de todo lo que de iguales o similares formas, hay en el mundo y se sigue practicando de la forma más normal que imaginarse pueda; a la vista está lo que se ha denunciado recientemente de los actuales sátrapas, de Egipto, Túnez, Libia, Argelia y cualquier otro país en el que de verdad se “escarbara”; el bandidaje a alturas máximas de gobiernos “democráticos” o regidos por “testas coronadas”, es una plaga que (pienso) alcanza a todos o casi todos los países del mundo; para lo cual incluso se arropan con leyes que dicen legales, pero que sometidas a la ley natural, serían condenables, por cualquier tribunal popular, sean “ancianos o simplemente adultos”.
Todo ello justifica esa ya bochornosa cantidad de paraísos fiscales, que iniciado por la riquísima Suiza (que creo fue el primero); hoy son muchas docenas y viven opíparamente y se sostienen, precisamente con todos los robos a gran escala, que se producen en el mundo; donde hasta los mínimos funcionarios (no se necesita ni haber llegado a ministro) que tienen acceso al dinero público, seguro que allí tienen lo que han robado en su país y allí lo depositan, puesto que saben que allí están seguros.
Esta asquerosa estampa, es la otra cara de la moneda, de esas “fanfarrias, tramoyas, desfiles, grandes discursos y grandes mentiras en definitiva”, que hay tras esos grandes recibimientos de “unos jefes, por otros jefes, de unos desfiles de uniformes y armamentos costosísimos, de unos grandes banquetes con grandes galas, de unos parlamentos donde sólo se parlamentan intereses de parte, de en definitiva; una más que podrida, ya purulenta y gangrenada política a todos los niveles, que es la culpable de que nada funcione como debiera en todos los niveles de este pobre mundo mundial, que se va pudriendo poco a poco… quizá ya muy aceleradamente… y que los irresponsables (que no responsables) que dicen dirigirlo, no quieren detener, puesto que su panza y su bolsillo (insaciables en muchos de ellos) no se lo permite”.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
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