Enfoques cooperativos; Hoy: Los límites de la libre oferta y demanda europea.
De hombres es equivocarse; de locos persistir en el error. Marco Tulio Cicerón
Nos hemos enterado por los medios periodísticos que la irritación campea en representantes de la Unión Europea-UE-en razón de que “el Gobierno envió esta semana a Rusia para aprovechar con exportaciones argentinas lo que Moscú dejará de comprar a los países de la Unión Europea”
Muchos quisiéramos saber ¿qué pasó con el ideario liberal del libre juego de la oferta y demanda? ¿Y qué pasó con la libertad de comercio y la libertad de mercado?
Creemos que la academia y los centros de altos estudios científicos deberían, cuánto menos, ensayar algunas formulaciones que ayuden a entender el funcionamiento de la economía globalizada en los términos que se presentan actualmente.
La especie periodística da cuenta que “Al menos 12 (Alemania, Austria, Bélgica, Croacia, España, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Italia, Polonia y Rumania) representantes europeos estuvieron en la Cancillería argentina el jueves para manifestar su protesta, que, según testigos, fue en “muy duros términos”.
Fueren las razones que hayan empujado o desencadenado esta situación de estrategia económica política o política económica, lo cierto es que la UE evidencia su malestar, su nerviosismo ante el cambiante comportamiento de las propias leyes del liberalismo globalizado, al que todo indicaría que lo quieren domesticado, pero es imposible, tarde o temprano vuelve, como el búmeran.
Esta y otras contradicciones del comportamiento de los adherentes a las ideas liberales, que recurren a medidas desesperadas de pretendidas presión para eternizar monopolios de oferta y demanda evidencian también lo que han dado en llamar “los límites de la globalización”, entendemos que son los límites de una creencia sacralizada, ya perimida.
¡Cuánto contraste con las ideas cooperativas, ya que éstas propugnan la complementariedad y equidad comercial!
El modelo de producción cooperativa nació como reacción al exceso de expoliación que exhibiera el capitalismo en su etapa industrial, precisamente en uno de los países protestante por la decisión argentina de incrementar su comercio con Rusia, la propia Gran Bretaña.
Acusan al cooperativismo de tener una Doctrina utópica, y la verdad expuesta es que aquellos impugnadores deberían explicarnos esta rigidez económica. Si no fuera tan patética daría risa.
En realidad, es utópico creer que el globalizado mundo puede seguir funcionando sobre bases económicas desiguales y perjudiciales en que se perpetúa el infortunio humano.
El comercio justo, la integración económica equitativa y toda clase de intercambio comercial entre las naciones de manera respetuosa y amigable no sólo son deseables sino imperativos para la supervivencia de la especie humana, en peligro de extinción por la acción depredadora al medio ambiente.
El Dr. Aarón Gleizer, prominente profesional cooperativo argentino nos ilustra con maestría “La integración cooperativa constituye uno de los principios liminares de la Cooperación, tal como fueran históricamente consagrados por la Alianza Cooperativa Internacional.”
Continuemos con Gleizer: “Desde el momento en que se reúnen varias personas interesadas en constituir una cooperativa, comienza a transitarse el camino de la integración; y ese tránsito continuará hasta que la acción de la entidad se complemente mediante diversas formas horizontales y verticales de colaboración”.
“Al cooperar entre sí, las entidades crean sinergias multiplicadoras del esfuerzo comprometido, obteniendo economías de escala y acceso facilitado a recursos tecnológicos superiores, que redundan en beneficio de los usuarios cooperadores”
Leído lo que nos enseña Aarón Gleizer, resulta irresistible la tentación de replicar aquí el titulo puesto a una anterior columna: “No comprender las bondades del cooperativismo es ser un imbécil incorregible”. Y es que no comprender entonces las bondades del cooperativismo equivale a ser un imbécil incorregible, puesto que ayer y hoy el cooperativismo implica solución social y económica global.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!