La imagen del hombre de raza blanca predomina en los manuales de anatomía occidentales, que lo presentan como el “modelo universal” de ser humano. Esta es la conclusión principal de un estudio que ha analizado 16.329 imágenes de 12 manuales recomendados actualmente en 20 de las universidades más prestigiosas de Europa, EE UU y Canadá.
Foto: Celeste RC (Creative Commons, Reconocimiento / No comercial).
Los cuerpos masculinos a través de los que se representan contenidos iguales para ambos sexos en los seis atlas anatómicos y seis textos analizados triplican a los femeninos (un 14% frente a un 4%, mientras que en el resto no se puede conocer el sexo del cuerpo), señala el estudio que su autora, la profesora de la facultad de Medicina de la Universidad de Zaragoza María José Barral, expondrá en el Foro de Salud y Mujeres que se celebra hoy y mañana.
“Cada cuerpo tiene sus particularidades y cuantos más veas, más referencias tienes, y mejor es para la práctica clínica. No tratas con enfermedades, sino con personas enfermas”, explica a SINC la investigadora.
Los seis manuales norteamericanos analizados muestran los “territorios neutros” en cuerpos masculinos en el 17% de los casos y en cuerpos femeninos en un 5%, mientras que los seis europeos presentan un 12% de imágenes masculinas y un 2% de femeninas, detalla Barral.
La etnia caucásica es la única representada en nueve de los 12 manuales (en todos los europeos y la mitad de los norteamericanos), y es mayoritaria en los otros tres. Sólo uno de los textos analizados presenta “paridad de imágenes masculinas y femeninas” y representa diferentes etnias, aunque la caucásica sea mayoritaria.
Falsas asociaciones
El sistema nervioso central se presenta exclusivamente en cuerpos masculinos en los seis manuales europeos y en uno de los norteamericanos. Tampoco hay ninguna imagen femenina de extremidades inferiores en cuatro manuales (tres europeos y uno norteamericano) ni de las superiores en ocho de ellos (cinco europeos y tres norteamericanos).
En algunos manuales, el aparato circulatorio se dibuja mayoritariamente en cuerpos de mujeres mientras que el sistema nervioso se presenta en el de hombres y el aparato locomotor, en ambos por igual. La investigadora se pregunta si se está atribuyendo el pensamiento al sexo masculino y la función de nutrición a las mujeres.
“Se evidencia una contaminación sociocultural de algunas imágenes” como la mayor o menor delgadez de los cuerpos de las mujeres según las modas, o la representación de estereotipos sociales.
Asimismo, las manos dibujadas son mayoritariamente de hombres. Barral se cuestiona si se está dando a entender que “la manipulación, un signo evolutivo de nuestra especie” es un rasgo masculino.
“Sobre este modelo de hombre de raza blanca heterosexual, minoritario en el planeta, se ha centrado la investigación médica sobre diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades, sin dar cabida a la diversidad”, comenta la investigadora.
La científica señala que muchas de las dosis de fármacos se han calculado basándose en este modelo de cuerpo y sin tener en cuenta las diferencias, algo que se está corrigiendo en la actualidad: “te prescribían dosis que son de otros cuerpos”, subraya. “Que se presente sólo un modelo y se consideren los demás como variaciones es peligroso para la salud”, afirma a SINC.
Desmontando las dicotomías masculino/femenino
La investigadora recuerda que la representación de cuerpos femeninos para mostrar partes iguales en ambos sexos es reciente: “Hasta prácticamente los ’90, las representaciones visuales de los cuerpos anatómicos han sido exclusivamente masculinas y de etnia caucásica y sólo aparecían fragmentos de cuerpos femeninos para representar sus órganos sexuales”.
Barral destaca que aún subsisten las visiones sesgadas: en la revista de divulgación Mente y Cerebro aún en 2003 una imagen daba a entender que el cerebro de la mujer estaba entre el del niño y el de un hombre adulto en el proceso evolutivo.
Las dicotomías biológicas y los estereotipados comportamientos sexuales masculino y femenino se imponen en los discursos científicos aunque las evidencias científicas no los soporten ya que la diversidad es la norma de la naturaleza, denuncia la investigadora.
Barral explica que cuando aparecen estas dicotomías, suelen surgir también las jerarquizaciones de “más y menos evolucionado” y que estos sesgos se van radicalizando desde que aparece la investigación original hasta que llega a los manuales.
La científica concluye que en algunos discursos científicos, el modelo de hombre blanco y heterosexual está descrito como culmen de la evolución.