La crisis es cosa de pobres
Según el último informe presentado por la ONG Oxfam Intermón que acaba de ver la luz bajo la denominación de “Iguales: Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas”, la crisis es cosa de pobres.
Lo que ha venido a instaurar la crisis es un barranco infranqueable, y cada vez más acentuado, entre ricos y pobres. En este periodo la recesión ha propiciado un hecho insólito, tal que se ha duplicado el número de milmillonarios, a la vez que los que menos tenían aún tienen menos que al comienzo de la crisis.
Los datos son alarmantes. Así, por ejemplo, en España, existen 20 personas cuya fortuna es similar a los ingresos del 30% más pobre de la población (14 millones de españoles). Estos 20 mega ricos poseen un patrimonio de 92.000 millones de euros, que equivale al 25% de todo el Presupuesto General del Estado o lo que es lo mismo, a tres veces el presupuesto conjunto de Sanidad, Educación, Cultura y Desempleo.
El 1% de los más ricos de España posee tanto como 32,5 millones de españoles (el 70% de la población). Y para terminar, a lo largo del último año de esta “recesión” las veinte mayores fortunas españolas aumentaron su riqueza en 12.300 millones de euros (a razón de 1,5 millones por hora).
«La creciente desigualdad no es fruto del azar, sino el resultado de políticas concretas que han desequilibrado la balanza y han permitido a unos pocos obtener beneficios que se incrementan día a día, mientras la mayoría de las personas pierde derechos, poder y oportunidades para prosperar«, afirma el director general de Oxfam Intermón en España, José María Vera. La toma del poder político por las élites capitalistas no es una casualidad de la mano invisible del mercado, sino una premeditada estrategia que genera leyes ex professo y a medida de los intereses de una élite mercantilista. Ya lo dijo, sin ambages, Warren Buffett: “Hay una lucha de clases, de acuerdo, pero es mi clase, la clase rica, la que hace la guerra, y estamos ganando».
Aquí en España ha hecho aparición una suerte de coletas, perroflautas, pancarteros y gente que si ayer no gozaba de legitimidad alguna, hoy son apoyados por varios millones de ciudadanos, de esos que están cansados de vivir al otro lado del barranco de la desigualdad social.
Los nuevos sans-culottes ya han lanzado sus primeros proyectiles y poco queda para que alzados en comités jacobinos terminen por levantar guillotinas en las plazas públicas. El día que esto ocurra algunos se preguntarán cómo fue que se llegó a esa situación, olvidando que los mordiscos que da el hambre pueden llevar a la gente a decidir la toma de la Bastilla.