Desde hace unos años, los más importantes analistas mundiales nos hablan de una realidad a la que no le damos importancia: “Tenemos la peor casta política de los últimos 100 años”.
Es algo tan evidente como el ridículo del ‘café con leche’ de la Alcaldesa de Madrid para defender la candidatura de la
capital a los Juegos Olímpicos. Solo una anécdota, ante la cruda realidad de otros temas.
«Tenemos la peor casta política
de los últimos 100 años”
Cuando hablo de que no le damos importancia a tan grave realidad, es simplemente porque estamos concediendo nuestra soberanía popular a personajes que se sirven de ella. Palabras de Papa Francisco: “Para arruinar al pueblo y volver a pedirle el voto para seguir arruinándolo”.
Cuando hablo de los maquiavelos de la política, estoy evidenciando algo que estamos viviendo estos días: conflictos demenciales en los que siempre termina pagando las consecuencias el pueblo inocente; cuestiones en las que los políticos hacen tejemanejes y chanchullos, cubriéndose los unos a los otros, intentando que el pueblo no se entere de nada.
Por ejemplo, España ha levantado un conflicto con Gibraltar por ganarle terreno al mar. El Ministro Principal de Gibraltar dice que paga muy buenos caudales al Ayuntamiento de Tarifa… El alcalde de Tarifa (PP), ha evitado de nuevo dar explicaciones sobre la supuesta venta de arena de la duna de Valdevaqueros a Gibraltar, a pesar de que en esta ocasión se le pedían en el marco oficial de un pleno extraordinario del municipio…
El segundo ejemplo es aún más grave: El Gobierno británico concedió licencias a empresas para enviar a Siria, antes del actual conflicto, productos químicos como el fluoruro sódico, que pueden usarse para fabricar gas sarín, según admitió este domingo el Ministerio de Innovación y Empresa. Debemos decir que fue el Primer Ministro Cameron quien habló en primer lugar de tener pruebas tangibles sobre la utilización de gas sarín contra la población de Siria… consiguiendo poner en pie de guerra a los EEUU y logrando el apoyo de buena parte de la opinión mundial.
¿Cómo se puede ser tan vergonzosamente sádico? Un ataque a Siria, por muy selectivo que pueda ser, siempre tiene efectos colaterales, por lo que muere la ciudadanía inocente.