Son muchas las noches que los españoles, tras presenciar los telediarios de las distintas cadenas y soportar estoicamente las soporíferas tertulias de debate con su dosis de demagogia, nos acostamos con la desagradable duda sobre que nueva maldad ocurrirá al día siguiente, pero con un elevado porcentaje de los que opinan que nada cambiará. Tal comportamiento e incertidumbre, con independencia del trastorno socio-económico que está suponiendo para el futuro del país, a su vez provoca que los ciudadanos perciban la sensación, o quizá el convencimiento, de que se les está tomando por auténticos idiotas.
Lógicamente, todos los partidos defienden y persiguen sus propios objetivos, pero en nuestro caso sin resultados cuando España más lo necesita y con urgencia. Los pactos firmados hasta el momento no han servido para nada. Como prueba evidente del fracaso, véase el pomposo y ridículo acuerdo alcanzado firmado entre PSOE y Ciudadanos. Mientras avaricia y ambición marquen las pautas de comportamiento de las distintas formaciones, resultará harto difícil el superar esta desafortunada etapa que estamos padeciendo que solo está sirviendo para desprestigiar y deteriorar nuestra democracia parlamentaria. Es unánime el repudio que ocasiona la posibilidad de tener que acudir a unas terceras elecciones, si bien todos se enrocan en sus respectivas posiciones ni ceden lo más mínimo. La estrategia pasa por presentarse a los nuevos comicios sin el menor vestigio de culpabilidad y eso sí, culpando al resto de intransigencia. Concretando que el Sr. Rajoy no tiene quien le escriba ni tampoco amiguitos que jueguen con él en el recreo…¡¡Un desastre!!
El absurdo empeño cospedaliano de volcar sobre Bárcenas de toda la porquería existente en el PP, no pasa de ser un vulgar despropósito.
En cualquier partido, la figura del tesorero cuenta con la total confianza de sus superiores como empleado distinguido. Otra cuestión es que el citado Sr. Bárcenas , a nivel personal y presuntamente, se hubiese lucrado con parte de las donaciones empresariales recibidas que no se está juzgando en estos momentos.
Ahora, no es la oposición quien censura a la dirección del PP por haber ordenado el borrado de los discos duros y la destrucción de los dos ordenadores donde don Luis guardaba secreta información, sino la Juez , Rosa María Freire, del Juzgado de Instrucción num. 32 de Madrid, por impedir que la Justicia accediera a la contabilidad «B» que supuestamente guardaba el celoso tesorero, motivo por el cual, el PP tendrá que sentarse en el banquillo como persona jurídica.
La citada eliminación de pruebas por parte del partido en el Gobierno, según la mencionada magistrada, es considerada de extraordinaria gravedad, por presumirse que la información contenida en dichos discos podría ser muy relevante, y no solo en el procedimiento contra Bárcenas, sino para la investigación de la Audiencia Nacional sobre la caja «B» de los populares.
Si el Jefe de los Servicios Jurídicos del PP exigió al responsable informático que destruyera los los ordenadores.. ¿Qué dirigente del partido dio la orden al asesor jurídico? Recordemos que cuando este feo asunto fue conocido por la opinión pública, los argumentos y disculpas por parte del Gobierno rozaron el ridículo. La propia Secretaria General, Cospedal García, declaró que «el reseteo de los discos cuando una persona abandona la empresa es el procedimiento ordinario». Toda una imbecilidad como la del «finiquito» de Bárcenas. Los máximos responsables de el PP, siempre se han negado a reconocer la eliminación de las pruebas, con lo cual, la sospecha de la doble contabilidad es mayor.
Es curiosa, o de gafe, la mala suerte de Rajoy en estos casos que siempre coinciden con situaciones muy críticas como la comentada. Invariablemente aparece un «marrón» que lo complica todo y que en esta ocasión puede derivar en nefastas consecuencias para la compleja investidura.
Desde siempre, la corrupción ha sido martillo de herejes para el PP. Una maldición tan antigua que por mucho que se empecinen jamás serán capaces de sacudirse y de las que imprimen carácter. Es más, el propio Presidente en funciones así lo ha reconocido en múltiples apariciones públicas. Cuando Rajoy alude la necesaria regeneración, prácticamente no convence a nadie y en muchos casos mueve a la hilaridad, con el agravante de que raro es el día en que no aparece un nuevo caso en una Diputación, Ayuntamiento, Comunidad Autónoma o en cualquiera de los distintos organismo de la Administración Central.
Concretamente, a la sombra de este suceso, es Ciudadanos, con su líder Alberto Rivera a la cabeza, quien está mostrando mayor oposición, complicando a Rajoy ante una posible investidura, argumentando que mientras en el PP no se materialice un verdadero y profundo saneamiento total del Gobierno, continuarán ejerciendo una oposición responsable.
El procesamiento del PP por el caso Bárcenas, puede complicar la formación de Gobierno que aprovechará Ciudadanos para continuar manteniéndose en la abstención, suponiendo que en el mencionado procesamiento no aparezca más información comprometedora, que ante la convocatoria de unos nuevos comicios, aprovechen todos los partidos para lanzarse sobre el partido conservador y cargarse esa segunda legislatura con la que tanto ha soñado y deseado don Mariano. Los populares cuentan con muchos recursos pero continúan apareciendo más escándalos, que de convertirse en evidencias, no habrá nada que hacer. Si a la posible falta de honradez se le añade la ausencia de un liderazgo fuerte, la cosas se pondrá demasiado jodida para don Mariano….¡¡Tiempo al tiempo!!