A diario vemos las noticias donde se habla del paro como meras cifras. Pero debemos tener en cuenta que no son cifras, que son personas, familias enteras con sus hijos, gente de bien, mayoritariamente pagadora de sus deudas de forma impoluta hasta que todos se quedan en el paro. Precisamente por ser gente de bien y honrados, no recurren al robo para dar de comer a sus hijos o pagar a los bancos, en agradecimiento a su fidelidad más bien les acaban embargando sus viviendas y en algunos casos, después de pasar esos amargos tragos, al no tener ya un hogar estable, los servicios sociales les quitan a sus hijos por estar desatendidos. Ese es el sistema que hemos creado y en el que seguimos intentando permanecer con ajustes, medidas y reformas.
En medio de todas esas tragedias continuamos creando un cuerpo de parados de lujo, probablemente España sea el país que tiene a los parados mejor cualificados del mundo. Tenemos médicos para llenar hospitales sin parar, ingenieros, arquitectos, abogados, millones de expertos con experiencia de años en diversos oficios. Estos parados son sacados de la estadística a golpe de curso de reciclaje, para que aprendan un trabajo nuevo, como si hubiese demanda de algún tipo de trabajo. En realidad lo que aprenden en esos cursos es para realizar un trabajo en el que ya hay una lista de espera con candidatos con carrera, master y remaster y además doce años de experiencia, por lo que el curso de reciclado rara vez le ofrecerá un empleo. Queda claro que esos cursos del INEM son para rebajar estadísticas de parados y no para rebajar parados en sí. Podemos sumar a los 5.000.000 de parados a todos aquellos que los son y no están incluidos por estar en cursos de formación, también a las personas que se quedaron en paro en 2008 y 2009 que ya no renuevan sus demandas porque han agotado los subsidios y han causado baja. Si además le añadimos autónomos y pequeños comerciantes que han cerrado y como no van a percibir subsidio no acuden al INEM, la cifra real de parados puede rondar los 7.000.000 como mínimo.
Mientras tanto la economía sumergida se va convirtiendo en una forma de sobrevivir para muchos que ven impotentes como el nivel de la superficie cada día está más alto y como, aunque pretendan estar legales resulta imposible. ¿Por qué? Muy sencillo, no hay crédito privado para montar una empresa o una tienda y sobre todo ¿quién se atreve con este panorama?, al menos esa es la argumentación recurrente. Yo añadiría otra menos correcta políticamente, pero posiblemente más real y en consecuencia molesta: el emprendedor es asesinado (formativamente hablando) de un disparo al corazón cuando la inmensa mayoría de los cursos de reciclaje que ofrecen las administraciones públicas son para formarse y trabajar para terceros, y muy pocos son útiles para aprender a desarrollar una PYME o simplemente gestionar en el mercado comercial una profesión en la que ya se tiene experiencia por los empleos anteriores. Después, por si le quedan ganas de seguir emprendiendo, la otra parte de la administración dispara de nuevo sobre el emprendedor (ahora en sentido burocrático) para que se lo piense con calma y no sea tan atrevido. Por ejemplo, un parado que proceda de la construcción y decida montar su propio negocio sin necesitar grandes inversiones en locales, oficinas y demás, si quiere ponerse por su cuenta tendrá que darse de alta como autónomo y comenzar a pagar una cuota mensual demasiado grande para alguien que viene de meses en el paro y empieza de cero. Sumamos a ello el IAE, el IRPF y el IVA que va a soportar y que difícilmente se deducirá en su integridad o en una parte significativa. Con este panorama, un fontanero que trabajase para una empresa vinculada a la construcción de las que cerraron y que ahora esté en el paro, difícilmente se animará a salir del subsidio y una vez agotado el mismo, trabajará de forma sumergida si no lo ha hecho ya mientras lo cobraba.
Negociar las mejores indemnizaciones para los despidos de trabajadores es como negociar los mejores entierros y ataúdes para los enfermos en lugar de procurar mejores medicinas que repongan su salud. La mejor indemnización para un trabajador es que tras perder un trabajo encuentre otro rápidamente. La mejor manera de crear empleo para una empresa es no convertirla en un premio de lotería para un trabajador despedido. Si resulta más barato presentar concurso y mandar a los trabajadores a FOGASA que ajustar la plantilla y seguir produciendo, seguiremos cayendo al vacío. El entendimiento entre trabajadores es obligatorio y el trabajador debe aceptar que una empresa requiere invertir y arriesgar, y que contrata empleados cuando los necesita y los contrata en la medida que los necesita. Los empresarios deben aceptar que ninguna empresa crece sin contar con el esfuerzo de los empleados, que deben ser pagados de forma justa, digna y sagradamente puntual. La mayor parte de los parados proceden de PYMES pequeñas o muy pequeñas en las que la diferencia entre empresario y trabajador era que uno aceptaba riesgos en espera de beneficios y los otros renunciaban a riesgos a cambio de seguridad, finalmente ninguno consiguió lo que esperaba. Mientras que sigamos tratando a los sindicatos como a partidos políticos pero sin estar sometidos al pueblo en general como hacen cada cuatro años los partidos políticos, nos seguirán colocando en la mente la idea de que todas las empresas son como la SEAT o Astilleros y que los empleados deben ser obsesos del contrato fijo y de la indemnización más que del empleo permanente y abundante.