“En este país si cometes un pequeño delito y eres un “peladito” puedes ir a la cárcel en el momento menos esperado”.
En primer lugar voy a recordar algunos casos que todos conocemos en los que se da la circunstancia de que a pesar de haber cometido un delito hace muchos años, delitos de poca monta, los que los perpetraron han sido condenados e ingresados en prisión.
Señalaré primero el caso de ese joven extoxicómano ya rehabilitado y con dos hijos, que por haber robado hace seis años un coche, en su época de dependencia de la droga, ahora ha ingresado en la cárcel.
En segundo lugar el caso de esa muchacha en aquel entonces sola y con una hija de cuatro años y otra de año y medio, que un mal día se encontró en la calle una tarjeta de crédito con la cual compró comida y pañales para sus dos hijas por valor de 193 euros y posteriormente hizo otra compra en el mismo supermercado por importe de 250 euros. Esta compra no llegó a materializarse porque levantó sospechas y ya no se la dispensaron. Cinco años después de cometer el delito y con sus vida normalizada se ha decretado su ingreso en prisión. La dueña de la tarjeta perdonó a la muchacha. El Gobierno la ha indultado, cuando ya estaba bajo el dintel de la entrada de la cárcel. Le han conmutado la pena a cambio de prestar durante 30 días trabajos para la comunidad. Al kamikaze ni eso. Recordemos que recientemente se ha dado un caso casi idéntico con otra mujer, pero no tengo constancia de que haya sudo indultada.
En tercer lugar, la condena de tres años y medio de cárcel para un hombre por entrar en una casa y haber robado comida. Uno de los agravantes es que según la justicia utilizó la “fuerza” para entrar: desencajó una ventana. La dueña de la vivienda no reclamó indemnización alguna limitándose a decir que “eran cosas para comer y que le aprovechen”. La víctima le perdonó.
Estos son los que van a la cárcel, los que cometen pequeños delitos, los otros. Los “grandes cazadores”, los de cuello blanco, pueden ir por ahí “disparando” a diestro y siniestro. Y no les pasa nada. Es de esperar que Gallardón se muestre tan generoso como con el kamikaze e indulte a estas tres personas. Aunque visto lo que hay, en este país tienes que haber matado a alguien o haber llevado a cabo el robo o la estafa del siglo para que el Gobierno te indulte.
Por comparar, voy a referirme a otros pequeños delitos cometidos por políticos, en todos estos casos perpetrados por cargos institucionales y orgánicos del PP y no les ha pasado absolutamente. No mencionaré nombres ni lugares para evitarles el bochorno a los familiares de estos delincuentes, pero puedo, si alguien lo pide, dar fechas, nombres y lugares, sólo indicaré el año en que tuvieron lugar.
Año 1999: En principio el caso de ese diputado del PP que robó un pijama de seda en unos grandes almacenes de Londres. Este diputado era uno de los “punteros” del PP en aquel entonces, no fue juzgado por el robo porque este tuvo lugar en Inglaterra, pero no se le expulsó del partido.
Año 1999: Otro caso, el de un concejal que reconoció haber empleado dinero de una asociación de minusválidos en gastos personales. Concretamente fueron 600.000 pesetas para la compra de una cocina para su casa. No fue juzgado ni expulsado del PP.
Año 1999, un año “fructífero” para algunos del PP: Este otro se refiere a un diputado del PP que fue condenado por deslealtad profesional como abogado. Se quedó con dos millones de pesetas que cobró como indemnización por la muerte de una persona que fue atropellada, el dinero era una indemnización para la familia. El Supremo le condenó al pago de tres millones y medio de pesetas a la familia, pero no le metió en la cárcel. Al menos tuvo la dignidad de dimitir de su escaño, pero en la información no consta que fuera expulsado del PP.
Año 2000: A continuación el caso de un importante alto cargo orgánico del PP que fue sorprendido por la Guardia Civil robando diez kilos de uva en unos viñedos en una zona de la provincia de Alicante. El dueño del viñedo no quiso presentar denuncia por lo que no hubo diligencias judiciales. La cosa quedó ahí.
Año 2012: Y “clausuro” la “exposición”, relatando el caso de ese concejal del PP que robó un móvil valorado en 600 euros y se lo vendió a un amigo. Este también presentó su dimisión alegando “motivos personales”. Se abrieron diligencias judiciales de oficio y se dijo que incluso podría ser condenado a cárcel por la cuantía del robo según establece el Código Penal. Hasta hora nada más se sabe, al menos yo no tenga más información al respecto. No me consta que haya sido expulsado del partido.
Conclusión: En este país si cometes un pequeño delito y eres un “peladito” puedes ir a la cárcel en el momento menos esperado y aunque te hayas regenerado no cuenta, pero hay otros que por lo visto son “ilustres” ciudadanos que pueden hacer lo que les venga en gana y no pasa nada.
O sea que los españoles podemos ser clasificados en dos grupos: Los que van a la cárcel y los que cometiendo el mismo delito no van.
España, es cierto, “es diferente”. O algunos la hacen diferente.