EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
No se ha hecho esperar el resultado de la reunión en Japón de los países miembros del G8, los ocho más poderosos del mundo mundial. El resultado se ha concretado en nueve bebés y seis adultos fallecidos en la segunda tragedia que vive la costa andaluza esta semana en el intento de los inmigrantes por entrar en España.
Se les ha visto tan sonrientes, tan contentos, tan alegres, no, a los inmigrantes evidentemente no, a los componentes del G8 en su encuentro como si en este mundo no hubiera hambre y miseria suficiente pero insuficiente para tapar las vergÁ¼enzas de los países ricos. A estos, a los del G8, aún les falta más hambre, más miseria, más guerras fratricidas, más genocidios, más enfermedades para darse cuenta de que es lo que realmente están haciendo por remediarlo: Nada. Muchas palabras altisonantes, muchas declaraciones de buenas intenciones pero al final que cada cual se las apañe como pueda. Al parecer nadie esquilmó con su atroz colonialismo a esos países cuyos ciudadanos se enfrentan a diario con la muerte en un intento por subsistir que en muchas ocasiones les lleva a perder la vida, los que se aprovecharon miran ahora para otro lado, “yo he sido” intentan dar a entender con absoluto descaro.
Los del G8 que se han reunido en Japón y mientras consumían los 19 platos diferentes que les sirvieron en una opípara cena acordaron el relación con la ayuda al desarrollo y a la crisis alimentaria, renovar “los compromisos de ayuda pública al desarrollo” decididos en 2005, cuando habían prometido doblar la ayuda a África y expresaron su “seria preocupación por las consecuencias de la crisis alimentaria”. La verdad es que no se si han puesto de manifiesto su preocupación o su cinismo sobre el hambre en África.
En cualquier caso en la inmensidad del mar están reflejados a diario los resultados de esas reuniones en las que nos quieren “colar” que están “arreglando” el mundo.