Sociopolítica

Los Reyes Magos no son para todos

La fiesta de los Reyes Magos es una fiesta que he detestado hasta hace relativamente poco tiempo.

Me explicaré: el próximo 6 de enero harán 26 años que murió mi abuelo. Como comprenderéis el cariño a esta fecha se disipó en el mismo instante en que me enteré de su fallecimiento. A partir de ese momento fue una fiesta descafeinada en mi casa. Para evitar perder la ilusión inventé una manera nada original pero sí efectiva de mantenerla. Se trata de algo tan sencillo como no pedir nada.

Yo no escribo carta. La idea es que me sorprendan con los regalos.

reyes magos

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La idea es la de no perder la ilusión a pesar del varapalo sufrido. Intentando hacer menos oscuros esos días. Esta oscuridad estuvo presente hasta que empezaron a llegar los nuevos miembros de la familia. Mi sobrino mayor que trajo una alegría sin parangón a todos nosotros. Después del nacimiento de varios hijos de mis primos, llegaría mi propio hijo. El momento más feliz y completo de mi existencia. Así, poco a poco, fueron llegando los pequeños que fueron iluminando mis días grises de reyes. La tristeza fue dando paso a la nostalgia y empecé a recobrar algo del cariño que en su día tuve a esta fecha. Porque lo que hace especial a estos días es la ilusión recobrada o nunca perdida, pero ilusión al fin y al cabo. Lo que nos hace desear la llegada de estas fechas y lo que las hace importantes es precisamente que representan nuestra ilusión vivida y por vivir. Una ilusión a la que hay que darle la importancia que verdaderamente tiene. Pues sin ilusión no se puede hacer nada.

Sin ilusión, de hecho, si se vive se hace poco y mal, o no se vive.

El paroxismo de esta ilusión navideña se produce en la cabalgata de los Reyes Magos

Ver a todos esos niños con los ojos brillantes y como platos gritando como locos al ver a los magos de Oriente cargados de regalos no tiene precio. Ver los rostros sonrientes y preñados de orgullo de los padres de esos niños tampoco tiene precio.

Recuerdo que mi hermana pequeña se asustaba mucho y no se atrevía a sentarse con el Rey Mago de turno a contarle lo que había pedido y a entregar la carta. Esto lo recuerdo porque a mi hijo le pasa igual. Con la salvedad de que mi hijo llorar no llora pero la emoción lo embarga de tal manera que, si bien el resto de sus amigos se dan cuenta de la goma en la barba de Melchor o de la pintura de Baltasar, él ni se entera. Se pone tan nervioso que no se fija. Hay que cuidar un poco los detalles. Esmerarse un poco. Que los niños, aunque algunos se empeñen en creerlo, no son tontos.

Una compañera mía dice que su hijo le comentaba el otro día que todo esto de los Reyes Magos es un tongo porque «un tío con la cara pintada y con las manos blancas es un tongo, no me digas» pues cuando empieces a ver reinas magas en lugar de reyes no te va a parecer un tongo. Vas a quedarte pasmado. Es una medida ¿en aras de qué? De una igualdad estúpida a la que se aferran equivocadamente.

Nos estamos dejando llevar por idioteces y estamos alejándonos del origen de estas tradiciones, que es precisamente donde radica su importancia real.

Da que pensar que nos creamos que los niños son tontos porque son pequeños

Y, puede que sean pequeños algo que, en mayor o menor medida es así, pero lo que no son bajo ningún concepto es tontos. No debemos tratarlos como si no fueran a darse cuenta de las cosas. Un Baltasar pintado o una Melchora no es que dé que pensar es que son absolutas mamarrachadas que atentan contra lo más sagrado, que es la ilusión de la infancia. Debemos intentar mantener viva esa ilusión y que su alegría no decaiga y permanezca porque, no lo olvidemos, esa alegría es la nuestra también. Una persona desilusionada es una persona amargada o a punto de serlo y no podemos hacer de nuestros niños, pequeños derrotados y personajes amargados y desengañados. Pero por proteger a los niños tampoco hay que olvidar a los mayores. Mayores que tenemos nuestras creencias y tradiciones. Tan importantes, al menos, como las de los demas.

Tanto interés se pone en acabar con las tradiciones que no nos damos cuenta de lo que éstas significan.

De las sensibilidades que se hieren y de las profundas creencias que se ningunean. Los Reyes Magos son un oasis de ilusión en una vida gris. Lo que ocurre, puede que nadie quiera decirlo en alto, es que todo lo que huela a religión católica provoca sarpullidos en según qué personas y que de esos odios estúpidos vienen estas medidas imbéciles.

Medidas como las que leí hace unas semanas quedándome perplejo. Estaba desayunando tranquilamente en mi casa cuando leí la noticia de que la alcaldesa de Madrid había decidido recortar la Cabalgata de los Reyes Magos que sale desde Nuevos Ministerios, a la mitad. Me quedé anonadado. No daba crédito a lo que estaba leyendo. No sé si dará la vuelta a la rotonda por tema de contaminación o por tema de gasto, ni qué pretende con esta medida. El caso es que se va a acortar la cabalgata. Me parece un error realizar semejante atrocidad. Además, esta misma alcaldesa es la que amplió la cabalgata del orgullo gay. De modo que la excusa del dinero no vale. Es una cuestión de prioridades.

La igualdad, estimados míos, consiste en no denigrar a unos favoreciendo a otros. En España se denigra, ningunea y ataca sin que haya respuesta alguna a los católicos con total impunidad.

Pero es que en España sale rentable atacar a la Iglesia católica

Ahí, queramos o no, es donde radica el quid de la cuestión. Propongo desde mi afán de pecador que se ha hartado de poner la otra mejilla, para la persona que tanto detesta todo lo que sea católico, que se abstenga de disfrutar vacaciones en Semana Santa, Navidad o cualquier otra fiesta religiosa. Hay que ser consecuentes con las ideas de uno. Hay que ser fiel a los principios que rigen nuestras vidas. Aunque aquí los principios son como los de Groucho Marx. Si no le gustan los que le muestro no se preocupe que tengo otros.

También me he enterado que en el populoso barrio de Carabanchel se ha decidido denegar la participación en una Cabalgata de Reyes a un colegio por el dudoso gusto de ser católico y de educación diferenciada. Una educación diferenciada que no es ni mejor ni peor. Es distinta y lo distinto a estos supuestos libertarios, sobretodo si viene de la religión católica, les da miedo. Una educación que es un derecho que todo niño tiene. Una educación que somos los padres quienes decidimos lo que consideramos mejor para nuestros hijos. Una educación diferenciada que esuna manera tan legítima como otra cualquiera. Que, para los desinformados, lo que busca es educar con la mayor igualdad desde la diferencia de desarrollo que tiene cada género, maximizando educativamente las potencialidades evolutivas de cada género en cada etapa del desarrollo. Es decir, se educa a cada genero buscando unos máximos de prestaciones atendiendo a su diferencia, para llegar a la mayor igualdad en el resultado curricular puesto que la meta es igual para niños y niñas. Además esa separación existe solo en aulas. Pues no se tiene en cuenta en comedores, actividades extraescolares, excursiones  o en el patio. Más igualdad no cabe. Pero da miedo y no gusta, No olvidemos que en España la educación católica no puede ser bajo ningún concepto ser pública porque, de serlo, atentaría contra los derechos de quienes no lo son. Pero no olvidemos que con estas desigualdades están incumpliendo la Constitución cuando dice que no se podrá discriminar a nadie por razón de religión. La legalidad en España tiene estas cosas.

Porque en España a los católicos se nos discrimina

Así de claro. Así que, por estas medidas trasnochadas y vengativas con no se sabe quién, estos niños se quedan sin salir en esta Cabalgata. Con el agravante de que el aviso municipal llega a menos de una semana de la celebración de este desfile. Cuando tenían todo preparado para salir. Cuando todos esos niños estaban ilusionados preparando su Cabalgata. Cuando todos esos padres tenían la ilusión de ver a sus hijos marchando en una Cabalgata de Reyes Magos que, no olvidemos, es una creencia católica. El dinero que iban a invertir en la Cabalgata prohibida han decidido donarlo a gente desfavorecida. A una gente que no se sabe si serán católicos o no, pero lo necesitan. Ya se sabe que la igualdad y la fraternidad en España tienen estas cosas. Además si lo pensamos tranquilamente veremos que tiene mucha más razón de ser la participación en el desfile de Reyes de un colegio católico que el de otro que no lo sea o de las juventudes comunistas autodenominadas ateas.

Supongo que quien toma esta medida es uno de los lumbreras que se sacó de la manga los bautismos y comuniones civiles en un alarde de inteligencia fuera de lo común.

Quizá sea quien hace público su currículum vitae sin incluir las empresas en las que trabajó alegando que en la página del ayuntamiento falta espacio para rellenar. Y lo dice así, sin sonrojarse, no os vayáis a creer. O el que decidió que, por favorecer la paridad y una equivocada igualdad, demos la espalda a la historia que se celebra en estos días, inventando y retorciendo dicha historia para forzar la presencia de reinas magas.

En fin. Alardes de una inteligencia superior allá donde miremos. Unos genios estos tíos. Su visión de la transparencia tiene estas cosas.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.