Ciencia

“Los sexólogos son muy antifeministas”

Con motivo del ciclo La construcción social de la identidad. Cuerpo, género y cultura, coordinado por Patricia Soley-Beltrán para el CaixaForum, SINC habla con Anne Fausto-Sterling, bióloga y experta en estudios feministas que considera necesario que los científicos sepan hablar mejor sobre lo que hacen y los periodistas entiendan mejor la ciencia.

Ha señalado cómo los científicos pueden explicar perfectamente sus resultados, pero que frecuentemente el público carece de los conocimientos para entenderlos. En este contexto, ¿considera necesario mejorar la relación con los periodistas para que éstos puedan recibir una información correcta y transmitir este conocimiento al público?

En realidad se necesitan tres cosas: una educación científica mejor que tiene que incluir también Historia de la ciencia, o mejor aún, Sociología de la ciencia. Una educación científica significa no sólo enseñar un tipo de hechos, que pueden ser ciertos hoy, pero no mañana, sino también enseñar ciencia como un proceso de formación del conocimiento, no la mitología de cómo estableces una teoría y una hipótesis, y los experimentos que haces para averiguar “la verdad”. Esto segundo es un mito, así no es como funciona verdaderamente la ciencia.

Una educación científica tiene que implicar dar la oportunidad de ver la producción del conocimiento científico y ver cuáles son los puntos fuertes y los puntos débiles de ese conocimiento, porque el conocimiento científico no es absoluto. Puede ser muy importante y sólido en un contexto o área particular, pero si lo fuerzas hasta cierto punto, ya no es tan sólido. Por lo tanto, necesitamos una educación científica diferente. Necesitamos científicos que sepan hablar mejor sobre lo que hacen y periodistas que entiendan mejor la ciencia.

Pero existe un problema: se acusa a los periodistas de trabajar con prisa para publicar las noticias, de dar una respuesta rápida a una cuestión y de no ser exactos, y a los científicos se les acusa de estar trabajando en un círculo cerrado en la esfera académica para publicar en revistas muy especializadas. Sin embargo, no existe relación entre la comunidad investigadora y la información científica que llega al público

Estoy totalmente de acuerdo.

Ha estado estudiado durante mucho tiempo las bases biológicas subyacentes a asunciones sociales, éticas y políticas a lo largo de la historia de la biología de los siglos XIX y XX, ¿podría darnos un ejemplo actual?

Por ejemplo, en los últimos años se ha producido una verdadera revolución y ha habido una gran confusión sobre la definición de ‘raza’, y cómo los genes están asociados a la raza. Hay un campo de la biología donde existen tres, cuatro o cinco formas diferentes de usar esta palabra y la gente no se aclara. La razón es que los científicos no están reflexionando realmente sobre ello. Una de las causas por la que no pueden hacerlo es porque están intentando resolver problemas médicos desde la biología, en lugar de volver la mirada a las situaciones sociales en las que viven las personas. Entender la raza, un cuerpo ‘racializado’, como el resultado de un sistema de opresión, de lo que resulta una enfermedad real, que está en el cuerpo. Existe una falta de conciencia por parte del colectivo médico biológico para comprender que esa opresión puede literalmente, físicamente, causar una enfermedad. Esto es algo muy actual.

Trabaja desde un enfoque interdisciplinar, ¿puede describir la relación entre los estudios de biología y sexología y los estudios feministas?

Yo diría que, en general, los sexólogos son muy antifeministas. No son gente agradable. Pero estamos en la misma lista de distribución de mails, me comunico con ellos continuamente, porque necesito saber lo que considero que son “las ideas del enemigo”. Tengo que saber lo que piensan. Y en general, creo que los sexólogos no son agradables, y no cabe duda, tampoco feministas.

Hay feministas que escriben críticamente sobre sexología. Yo soy una de ellas. Hay otras personas que escriben análisis muy críticos de la historia de la sexología, pero están escribiendo desde fuera, y no tienen mucha repercusión sobre la práctica real de la propia sexología.

Además, la mayoría de los sexólogos no son biólogos; son psicólogos, algunos sociólogos, y unos pocos médicos psiquiatras. Son personas totalmente fatuas, y no puedes contar con ellas en la lista de mail, lo cual me gustaría. También hay algunas que se han borrado porque no son capaces de mantener una discusión. El tono de las discusiones no es agradable. También hay biólogos que estudian el sexo y que son sexólogos.

De hecho, la sexología tiene un lugar muy peculiar en el mundo. Se defiende a ultranza, y uno de los motivos es porque es atacada por la derecha política, por personas que son, por otras razones, histéricos en el tema del sexo y no creen que debamos hablar, estudiar o discutir sobre ello.

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SINC // Laura Corcuera

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.