Sociopolítica

Los viejos se divorcian cada vez más

A estas alturas de mi larga vida y experiencias, ya nada me sorprende, por tanto no es sorpresa lo que me causa, lo que resumo en mi titular, sino que me mueve a meditar los pros y contras de estos hechos, que muchos ya los realizan… sentados en el último andén de la vida y que espera el tren que los llevará al más allá. Y no lo entiendo, pero tampoco quiero juzgar los hechos… allá cada cual, con su alma… “su panza y su barriga”; puesto que considero intervienen los tres “elementos”: veamos.

La mayor desgracia del ser humano, a mi entender… es no aceptar la realidad de sus ser, su estado y su vida y sobre todo, llegado a esa edad del viejo, pretender rejuvenecer y someterse a ciertos “esfuerzos o tratamientos”, que sólo perjuicios les van a traer. Y al afirmar ello, pienso en los excesos físicos, medicinales (incluido viagra) y quirúrgicos, con estiramientos del pellejo y cortes aquí o allá, para tratar imbécilmente de que el tiempo vuelva atrás o lograr, una belleza que nunca se tuvo y por el contrario, mostrar al poco tiempo, esos aspectos de cuerpos momificados que algunos presentan.

Pero la realidad según la noticia que leo es esta:

Muchos, mayores de 60 años han decidido no “soportarse” más; el divorcio en este segmento de la población ha aumentado un 180 por ciento. Hace unos años ni siquiera les pasaba por la cabeza, pero está creciendo de forma espectacular, prácticamente se han triplicado en unos años hasta alcanzar casi los 300.000 en el 2008. Lo más sorprendente es que se desarrolla dentro de la misma tónica que los más jóvenes, después de divorciarse, rehacen su vida sentimental con nuevas parejas. ¿Será esa la razón de la gran cantidad de personas mayores que inundan los gimnasios?, hombres y mujeres que luego se visten imitando a los mas jóvenes con ropas y complementas modernos. La noticia se refiere sólo a España; imagino que en el resto de “la civilización occidental irán por el estilo”.

O sea que ya los viejos, idiotamente se han contagiado de la loca juventud y que con su inmadurez, quieren “el máximo de goces y el mínimo o el nulo de… responsabilidades”; como si esa fuese la mejor de las vidas en este pobre mundo.

Pues uno… que ya es bastante viejo (setenta agostos pesan mucho en las costillas y en el alma) piensa, no solo en la esposa, sino también en los hijos, en los hijos de los hijos… en todo lo que conlleva, esos hechos que son escandalosos y por muy pacíficamente que se desarrollen; y la verdad, “ve la película de los pros y contras y simplemente los desecha por cuantas consecuencias traerían”. Entiendo los casos extremos, pero eso son puntos sin retorno y no “los caprichos” que intuyo en esta deplorable realidad, de no aceptar y valorar todo lo que de positivo tiene no romper lazos y que van… desde la casa, comida y cama… hasta los remordimientos del alma”.

Pienso que todos, alguna vez, hemos pensado en romper y buscar otro cuerpo (el alma es difícil de encontrar); pero… cuerdamente; pensamos que buscar a otro, «domesticarlo», acoplarse o entenderse; es demasiado trabajo para intentar repetirlo y más a ciertas edades en que ya poco se necesita. Yo mismo jamás me he entendido con mi esposa, pero ya llevamos 46 años casados, más otros seis de novios; y hace mucho tiempo que «nos aguantamos el uno al otro y cada día nos aguantamos más»… ¿tirarse o tirarla por la ventana?… pues tampoco; las consecuencias no merecen la pena; mejor aguantar y morir… «con lo conocido» y a lo que indudablemente se le sacan infinitas ventajas, si uno está dispuesto a comprender… aunque a uno… lo comprendan menos.

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.