Angela Merkel (autonombrada fÁ¼rher de Europa) ha felicitado a Mariano Rajoy, jefe de gobierno de España, por la reforma laboral que su gobierno ha perpetrado. Y la pone como ejemplo.
¿Qué tiene esa reforma laboral? Es el sueño del gran empresariado que sabe que lo que pasa (la crisis, no salir de la misma, la deuda, las “reformas estructurales”…) es lucha de clases. Pura lucha de clases que ellos van ganando con medios como esa reforma laboral. O el saqueo de Grecia, por poner otro ejemplo.
Esa reforma laboral rebaja hasta la miseria la indemnización por despido, amplia las causas del mismo, suprime cualquier defensa del trabajador ante la voluntad empresarial, elimina la intervención de la administración pública en los despidos masivos de asalariados, impulsa los llamados contratos de formación (pagar menos y reducir derechos laborales), permite que empresas privadas actúen como agencias de colocación, otorga prioridad a los convenios de empresa sobre territoriales o sectoriales, permite a las empresas rebajar salarios y cambiar las condiciones laborales de los trabajadores siempre que al empresario le convenga y plazca, convierte en papel mojado los convenios territoriales o sectoriales…
Todo para generar la “confianza” de los mercados, de los empresarios… Por lo visto, en cuanto esa huidiza confianza reaparezca, esto será Jauja, crecimiento y prosperidad. Pero de momento, ni olerla. Más desempleo y más pobreza. Eso sí.
Y hablando de “confianza”, estrenada la citada reforma laboral, la prima de riesgo de bonos de deuda española ha aumentado y en la subasta de esa deuda ha habido que pagar intereses más altos. ¡Vaya!
Los propios perpetradores de tal reforma laboral reconocen que no tendrá efectos positivos por ahora, pero dicen que se sientan las bases para crecer y crear empleo en el futuro. Lo cierto, como escribe Joaquín Estefanía, es que en esa reforma laboral nada asegura la creación de empleo y sí multitud de medidas para abaratar el despido y privar de derechos a los trabajadores.
Al mismo tiempo que eso ocurre, la Comisión Nacional del Mercado de Valores levanta la prohibición, decidida hace unos meses, que impedía determinadas inversiones muy especulativas. De nuevo, vía libre para la especulación. ¿Cuántos empresarios se dedicarán a la economía productiva, si se lucran más especulando? Solo tienen que despedir a unos cuantos trabajadores y rebajar el sueldo al resto para disponer de dinero fresco con el que especular.
Para que no haya dudas de qué conllevan la austeridad y las reformas “estructurales”, Bélgica, Italia y Holanda confirman haber entrado en recesión el último trimestre de 2011, sumándose a Grecia y Portugal, que ya estaban en tal situación, mientras Reino Unido, España y Alemania ven caer y contraer su actividad económica en el mismo tiempo. ¿Para cuando el prometido crecimiento?
Grecia fue el primer país europeo que sufrió los ataques combinados de austeridad, ajustes y reformas “estructurales”, perpetrados por la minoritaria clase rica y sus cómplices. Y esto es lo que se ha conseguido: Tras casi dos años de «austeridad», los resultados evidentes son duplicación del paro, sueldos reducidos entre 20% y 30%, 13% de las familias sin ingreso alguno y el PIB que cae un 3,5% en 2010 y 5,5% en 2011. Cuarto año de recesión. Mientras tanto, los griegos ricos evaden 200.000 millones de euros a Suiza. ¿Se ha contenido el déficit público, pretexto para la austeridad? No. Solo cuatro años de sufrimiento masivo.
Mike Whitney ha escrito que el Memorando para el Entendimiento (lista de exigencias a Grecia del FMI, Comisión Europea y Banco Central Europeo) es una lista de deseos y beneficios para las corporaciones, grandes empresas y bancos, mezclada con políticas de castigo de apretar el cinturón a las clases trabajadoras. No lo duden, esas reformas estructurales son un ajuste de cuentas de la minoría rica (Marx la llamaba clase dominante) con la ciudadanía, especialmente con las clases trabajadoras. Eso es en verdad toda esa historia de la austeridad presupuestaria, lucha contra el déficit, reformas estructurales que suponen una voladura cada vez menos controlada del Estado de derechos sociales.
Cuanto antes la ciudadanía sea consciente de todo ello, antes reaccionará.
Xavier Caño Tamayo
Periodista y escritor