Hay un dicho terriblemente sincero y que afirma que… “después de muerto la cebada al rabo”; y algo parecido ha ocurrido con este destacado, fuerte y luchador español, que supo mantenerse hasta el final con sus convicciones; cosa que sus herederos olvidaron, puesto que la “vida padre”, es mucho mejor que la vida de fatigas y riesgos, que mantuvo este cofundador de un verdadero sindicato obrero y que marcó una pauta a seguir y en tiempos bastante más duros que los actuales. No es necesario recordar que este luchador sufrió destierro y cárcel, con la dureza que ello conllevaba entonces… “hoy las cárceles… pues eso… con calefacción y todo”.
Marcelino Camacho fue un convencido comunista, como lo es aún Julio Anguita; el que igualmente “apartado”, declaraba a un periódico y no hace mucho… “Jamás he renunciado a ser comunista”. Los que y visto ello… “quizá hablen de un comunismo desconocido, puesto que el que ha visto el mundo, ha sido un desastre” y aún lo podemos ver tanto en Cuba, como en Corea del Norte. Pero volvamos a Marcelino Camacho y como verdadero líder de masas; para mí el último en España.
Paralelamente a las parafernalias españolas en los “grandes entierros”; y tras intervenir desde el heredero a la corona, pasando por el nefasto Zapatero, jefes sindicales (de líderes no le llegan a Camacho ni a la suela de sus pantuflas); y terminando con el resto de políticos, que se suben al carro de la publicidad gratuita; importándoles un rábano, todo lo que creó este gran hombre español… se escriben otras muchas cosas, a las que y como no son “políticamente correctas”, hay que verlas y leerlas en la red; único sitio donde la verdad se muestra lo más clara que cada cual sabe.
Así las cosas, es aquí donde nos enteramos que este gran hombre, fue cofundador (lo que no le quita mérito) con un, precisamente contrario (según se nos ha inculcado) y nada menos que falangista; el que sigue aún vivo y coleando, puesto que se trata de otro luchador, si bien con menos éxito de masas, ya que es Ceferino Maetzú y que compartieron, allá por 1964 (cuando había que tener cojones para aguantar la policía y represión de la dictadura de Franco) la fundación de la revista “Sindicalismo”.
Y al que ya en su vejez, alejado de la actividad le confiesa y así se ha publicado y donde yo lo he leído, lo siguiente: “Son una mafia. Ya no son un sindicato. Ya en su vejez, alejado de la actividad, Marcelino (q.e.p.d.) le hizo esa afirmación a su amigo y viejo cofundador de Comisiones Obreras, el falangista Ceferino Maeztú, juzgando a los sindicatos de partido…aunque él continuó siendo comunista”.
Sí; y por cuanto puede leerse, las CC.OO. no eran sólo de “paternidad comunista o socialista”, puesto que ello queda anulado si nos atenemos al siguiente párrafo.
“Cuando aparece la primera Comisión, la del Metal de Madrid, los miembros de las Unión de Trabajadores Sindicalistas (los falangistas disidentes) estaban allí, participando en las reuniones de la Casa de Campo, y reclamando una revisión de lo que ahora se llama el IPC, previamente, escandalosamente manipulado por el Instituto de Estadística. Ahí nació con verdadera fuerza Comisiones Obreras, con curas, falangistas, católicos… y comunistas, mano con mano., aunque estos últimos aún no confesaban que lo eran”.
“Al ser humano le ocurre como a la fruta, primero está verde, luego madura y si se deja así, termina pudriéndose… por mucho que se conserve”.
No es nada nuevo bajo el sol; todo se transforma y tristemente, todo se pervierte; todo hombre (y mujer: “guardemos la igualdad que preconiza el puro socialismo, como una mentira más”) tiene un precio; y a la vista está, que la panza y el bolsillo, siguen siendo las más aireadas banderas que lucen y ondean al viento; y el resto… pues paciencia, que ya llegará su hora o su tiempo; no hay prisa.
Pero (y me lo pregunto incrédulo) ¿Si todo esto es verdad? (hay mucho más en la publicación que yo he leído)… ¿Qué hacía la familia encabezando esa gran parafernalia? ¿No hubiera sido de más justicia, el que lo hubiesen enterrado acompañándolo sólo, los que de verdad comulgaban con las ideas de Marcelino Camacho y no dar cabida al resto?
Ya lo digo más arriba y con lo de “panza y bolsillo”; añadiendo el otro contundente dicho español… “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”.
En España se emplean y desde mucho tiempo atrás, los muertos y sus cadáveres, para lo que más convenga a los que viven del dinero público… triste sino patrio, el nuestro; si esto no cambia; y al parecer… “ya lo dijo Lampedusa… para que repetirlo”.
Antonio García Fuentes
(Escritor y filósofo)
www.jaen.ciudad.org (allí más)