EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Cuando leí que Esperanza Aguirre, la heroína de Bombay, se comprometía a que los madrileños no tengan que poner como aval sus bienes presentes y futuros cuando firmen una hipoteca bancaria y que sólo tendrían que entregar las llaves de las viviendas si no pueden hacer frente a los pagos, de inmediato pensé como iba a hacerlo si una comunidad autónoma no tiene competencias para establecer ninguna ley que obligue a los bancos a variar su política actual de quedarse con la vivienda y además seguir cobrando la deuda, algo insólito y desde luego abusivo y que resulta muy parecido a cuando a alguien le condenan a cadena perpetua.
Yo creo que una cosa son las ofertas electorales y las promesas y otra muy distinta la de ir más de allá de estos dos compromisos que no tienen otro objeto que engañar a la gente y aprovecharse de su mala situación para arrancarle el voto. Esto no son ofertas ni promesas, esto son mentiras y engaños. La presidenta de la Comunidad de Madrid, se ha excedido en este caso y más cuando, no hace mucho de esto, controlaba Caja Madrid y habría que preguntarle cuantas hipotecas ejecutó esta entidad mientras ella miraba para otro lado, cuando a las personas se les echaba a la calle y encima tenían que seguir pagando la hipoteca. Hasta ella debe haberse dado cuenta de que estaba mintiendo y de que se había puesto en evidencia ante toda España y al día siguiente reconoció que el Gobierno regional no tiene competencias para decidir qué contrato de hipoteca se hace, pero sí “exigir” transparencia a los bancos respecto a este tipo de operaciones. Esto último también se lo pasó por “alto” cuando controlaba Caja Madrid. El paso del tiempo pone las cosas en su sitio y a cada uno en su lugar y ya veremos si en el caso de que el PP pueda llegar a gobernar en España la señora Aguirre lo plantea para que no se cometan abusos y tropelías, cuando se ejecuta una hipoteca por impago, como se vienen dando ahora.
La cosa, por parte de Aguirre, ha sido gorda, hasta tal punto lo ha sido que ella se ha dado cuenta de que no era muy honrado y que no se puede jugar con las desgracias de las personas para conseguir su voto y ha reculado. Otro tanto está ocurriendo con la promesa de que si el PP gana las elecciones autonómicas acabarán con el paro, por lo visto tienen la fórmula mágica para así hacerlo y si la tienen habrá que preguntarles porque en la comunidades donde gobiernan hay tanto paro. Por señalar una de ellas fijaré la atención en la valenciana donde hay 600.000 parados.
Está claro que en el PP están yendo más allá de las promesas y cuando se toma ese camino solo tiene como destino final la mentira, el engaño y el jugar con la buena fe de las personas.