Muchas personas, que superan los 55 años, encuentran una gran oportunidad para aumentar su formación en las Universidades. Sólo en España hay más de 23.000 alumnos matriculados.
Tienen más de 55 años y van a la Universidad. Personas prejubiladas y jubiladas que aún son activas y que tienen ganas de hacer cosas que en la juventud no pudieron. Tan sólo en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) son 1.200 personas las que se han matriculado en este curso en la Universidad para Mayores. En España, el último estudio habla de 23.000 alumnos de entre 55 y 85 años matriculados en las Aulas de Mayores que ofertan varias universidades públicas y privadas.
La mayoría de los alumnos no pudo asistir en su momento a la Universidad. Un 42% de la población de la tercera edad no ha alcanzado niveles superiores en su educación, según el Instituto Nacional de Estadística. Y es ahora con la jubilación cuando les llega el momento. “La imagen actual del mayor no es la de una persona con bastón, sino la de un alumno en un aula de la Universidad”, anuncia Eduardo García, presidente de la Confederación Estatal de Mayores.
Las Aulas de Mayores no sólo tienen un objetivo formativo. Desde la UCM explican que los objetivos del Programa son “la formación y el desarrollo personal, la mejora cognitiva emocional, el fomento al asociacionismo, el desarrollo profesional, la preparación para aceptar el cambio y para el análisis del mismo, la comunicación intergeneracional y la solidaridad, la mejora de la calidad de vida, etc.”
Psicólogos y geriatras defienden que para tener un envejecimiento sano y saludable es necesario mantenerse activo una vez llegada la jubilación. Uno se jubila de su trabajo, pero no de la vida.
“Jubilarse es una oportunidad vital”, afirma el gerontólogo Ricardo Moragas, de 74 años. Por ello, es importante realizar deporte y actividades que desarrollen diferentes aspectos de la persona y aprender a manejar el tiempo. Las Aulas de Mayores son un ejemplo, pero también los cientos de actividades en Ayuntamientos que se dirigen a las personas mayores.
En los últimos años, estos cursos universitarios para mayores han ido aumentando y los expertos dicen que en el futuro irá a más. Hablan de varios factores que ayudarán al crecimiento de alumnos universitarios mayores: habrá un descenso de los universitarios jóvenes, la población mayor será cada vez mayor y el auge de la formación a lo largo de la vida.
La primera Universidad de Mayores se creó en 1973 en Toulouse (Francia) y tiene ya 30 años de experiencia. Su idea fue abrir la educación a personas mayores de manera flexible, abierta y creativa. Su espíritu de no poner límites a la educación sigue hoy vivo con este movimiento universitario.
La Universidad para Mayores, no obstante, tiene que cumplir con ciertos niveles de exigencia. No puede convertirse en “ese lugar para pasar el rato y entretener a nuestros mayores”. La educación superior supone excelencia, formación, esfuerzo y estudio. Sería desproporcionado contar con universidades donde las personas mayores acaparasen clases, profesores y tutorías. El equilibrio, en este aspecto, es muy importante.
Hoy ser mayor no significa quedar relegado a la casa y a jugar a las cartas con los amigos en el Hogar del Pensionista del barrio. Se abre todo un mundo de posibilidades al alcance de todos desde gimnasio, a estudiar idiomas, o a aprender a manejar la computadora, viajes o realizar actividades solidarias. El objetivo de todo ello es que las personas mayores sigan estando presentes en las actividades sociales cotidianas, igual que lo hacían cuando eran más jóvenes. El envejecimiento es una fase más de la vida, que hay que aceptar, aunque nadie nos haya enseñado a ser viejos como nos enseñaron de niños a ser adultos.
Ana Muñoz Álvarez
Periodista