Un reciente estudio analiza los episodios de ahogamiento atendidos en 21 hospitales de España durante los veranos de 2009 y 2010. El 60% de las víctimas eran menores de seis años y más del 70% no sabían nadar ni utilizaban flotador cuando sufrieron el ahogamiento. Además, en ocho de cada diez casos las personas que estaban a su cuidado admitieron una relajación en la vigilancia.
Los ahogamientos constituyen la segunda causa en el mundo de todas las muertes por lesiones no intencionadas en niños de uno a catorce años. Por ello, un equipo de profesionales del Hospital Sant Joan de Déu, en Barcelona, ha coordinado un estudio para conocer su incidencia en los servicios de urgencias pediátricas de 21 hospitales de toda España.
Así, entre los meses de junio y septiembre de los años 2009 y 2010 los centros participantes atendieron un total de 53 menores con síntomas de ahogamiento. El 64% eran niños y niñas menores de 6 años, el 71,7% no sabía nadar y el 97% no llevaba flotador en el momento del accidente.
Los resultados revelan también que en seis de cada diez casos el niño se estaba bañando en una piscina privada y en ocho de cada diez las personas que lo tenían a su cargo se habían ausentado un momento o habían relajado la vigilancia.
El trabajo, publicado en la revista Anales de Pediatría, concluye que a consecuencia del ahogamiento un 10% de los niños murieron o sufrieron secuelas. El resto se recuperó gracias a las maniobras de reanimación que les hicieron sus familiares in situ.
“Los ahogamientos tienen una mortalidad muy elevada y es necesario extremar las precauciones y la vigilancia de los niños en las piscinas, especialmente en el caso de los menores de seis años porque son uno de los grupos de más riesgo”, explica a SINC Fernando Panzino, del servicio de urgencias del hospital catalán y autor principal estudio.
Panzino señala igualmente “la necesidad de que la población aprenda técnicas de auxilio porque la aplicación precoz de las maniobras de reanimación es fundamental para el pronóstico y supervivencia de las víctimas”.
Con respecto a la prevención de estas situaciones, los expertos certifican que una vigilancia eficaz podría haber evitado el 90% de las muertes. Sin embargo, aunque las clases de natación se asociaron con un 88% de reducción del riesgo entre uno y cuatro años, esta estrategia no debe reemplazar la vigilancia, el adecuado vallado de piscinas y los sistemas de flotación.
Mayor riesgo en niños y varones
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ahogamiento se define como el proceso en el que se sufren dificultades respiratorias por sumersión o inmersión en un líquido, con resultados que se clasifican en muerte, morbilidad y no morbilidad.
La OMS estima que los ahogamientos son la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo y suponen un 7% de todas las muertes relacionadas con traumatismos.
De hecho, se calcula que en el mundo mueren cada año por ahogamiento 388.000 personas. El riesgo de ahogamiento es mayor en niños, varones y personas con fácil acceso al agua.
En España la incidencia de ahogamientos se estima en 1,5 por cada 100.000 habitantes, “aunque hasta ahora no existían estudios multicéntricos estatales en la población pediátrica”, apunta Panzino.
Para las autoridades, toda estrategia de prevención debe comprender métodos de ingeniería que ayuden a eliminar el peligro; legislación para hacer cumplir las medidas preventivas y reducir la exposición; pedagogía dirigida a personas y comunidades para que sean más conscientes del riesgo y sepan cómo reaccionar; y priorización de las iniciativas de salud pública para estudiar intervenciones preventivas.
Referencia bibliográfica:
F. Panzino, J.M. Quintillá, C. Luaces y J. Pou. “Ahogamientos por inmersión no intencional. Análisis de las circunstancias y perfil epidemiológico de las víctimas atendidas en 21 servicios de urgencias españoles”. Anales de Pediatría 2013; 78(3):178-184.