Economía

Mayo de 2010: Golpe de Mercado en España

En mayo de 2010, con unas finanzas públicas mucho más saneadas que la media de los Estados de la UE y que la de Estados Unidos y con una prima de riesgo ridículamente baja en comparación con los niveles que varios países europeos han visto después sin que pasara nada, a España se le exigieron unos ajustes que hundieron más su economía y, con ella, la valoración de los inmuebles que tenían sus bancos. Se mete entonces a España, que comenzaba a salir lentamente de la recesión de 2009 (también inferior en términos de PIB que la sufrida ese año por los otros grandes países europeos) en un círculo vicioso de depresión que, al hundir aún más el mercado inmobiliario, acentuó la crisis de los bancos hasta llegar al rescate anunciado el 9 de junio.

No Pretendo decir que los españoles no debamos esforzarnos en equilibrar nuestra economía. Nos pegamos un atracón de ladrillo y ahora toca hacer una pesada digestión. Pero esta digestión es mucho peor por las políticas dictadas por la UE, con Merkel a la cabeza. Las consecuencias, además del paro y del sufrimiento de mucha gente, se notan en el hundimiento de nuestras empresas: éramos uno de los principales inversores mundiales, con compañías punteras en los sectores de energía, telecomunicaciones, construcción de infraestructuras, banca, seguros, alimentación … Ahora sus acciones cotizan más bajas y son más asequibles para potenciales compradores extranjeros. Por unos años vivimos en el espejismo de jugar en Primera División, y ahora volvemos a la Segunda y sin expectativas de volver a subir.

¿Conspiración? No lo sé. Sólo cito hechos. Siempre que alguien pierde, hay que preguntarse si alguien está ganando con su desgracia. Alemania, de momento, sí gana, aunque sólo sea porque se financia casi gratis gracias al dinero que huye de España y de otros países.

Se habla del golpe de los mercados en la instauración de gobiernos de tecnócratas en 2011 en Italia y en Grecia. En mi opinión, habría que sumar España a la lista de países cuya soberanía fue violentada por unos mercados cuyos instrumentos fueron los gobiernos de varios países, especialmente de Alemania y de Estados Unidos. Lo que ocurre es que aquí no fue necesario cambiar el Gobierno, porque el Gobierno se plegó.

No sé si todo lo que está sucediendo desde 2007 es el resultado de un proceso planificado con mucha antelación. Si no es así, en cualquier caso, a río revuelto ganancia de pescadores. Las circunstancias propiciadas por la crisis financiera están favoreciendo una reapropiación del Mercado por las potencias tradicionalmente hegemónicas. Creo que esto es una guerra entre capitalistas, en la que las víctimas colaterales son los ciudadanos.

Como reflejan numerosos estudios (entre ellos los de la propia OCDE), desde hace dos décadas, en la mayoría de los países ricos los salarios reales de los trabajadores han crecido muy poco o incluso han disminuido, y la participación de las rentas del trabajo en la renta nacional ha caído en casi todos. Las desigualdades han aumentado también en casi todos. Por tanto, primero vino una reasignación de la riqueza en el interior de los países y, ahora, además, estamos viviendo un ajuste de cuentas entre capitalistas de distintos países.

La tarta no crece lo suficiente y, con la llegada de los países emergentes, hay nuevos y hambrientos comensales. A través de las instituciones de la UE Alemania y, en menor medida Francia, tienen el poder para cambiar el statu quo en Europa. Apear a España, una recién llegada a la primera división, y ocupar una parte del espacio que ahora ocupa nuestro país. Esa podría ser la intención de Merkel, aunque no creo que Hollande esté en esa onda. Lo que parece claro es que con el euro hemos cedido demasiada soberanía a una instituciones supranacionales esenciales (Comisión, BCE) fácilmente controlables por un solo país (Alemania). Ahora somos sus súbditos y, mientras el Gobierno alemán esté ocupado por gente que piensa como Merkel y su CDU, o hay una reacción política valiente y rebelde en España, o nuestro país verá como su base económica y social se queda exhausta, provocando que el siglo XXI sea un siglo perdido para España. Si no cambia ya la política europea y se reforman las instituciones para repartir mejor el poder, deberíamos dejar el euro.

Miguel A. Ortega
Economista

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.