La información representa una riqueza fundamental para el enriquecimiento inmaterial del hombre, algo que hemos venido disfrutando desde la segunda mitad del siglo XIX, aproximadamente.
Su creación, fórmula o invento se inicia en Estrasburgo, allá por año 1605, cuando el joven alemán Johann Carolus crea un boletín manuscrito en los que plasmaba los acontecimientos no solo de su propia ciudad sino de los que le proporcionaba una red de colaboradores a modo de corresponsales. Así, hasta pasado un tiempo en que llega ese difícil momento del trabajo desbordante y abrumador, no solo por el crecimiento de la demanda de lectores –que sin duda era creciente-, sino por la lentitud manual del sistema de composición. Así que decide comprarse una imprenta. Y -¡eureka¡- de aquella imprenta, aún imperfecta, creada por Gutenberg hacia 1450, nace el primer periódico impreso del mundo.
Han pasado ya más de 400 años de aquel feliz acontecimiento; y fíjense si hace ya tiempo que ya se trabaja con otras nuevas tecnologías. Aunque bien mirado, para el propio Johann Carolus, la casi incipiente imprenta fue también una nueva tecnología, para aquella época.
Iniciado el arranque y su espectacular difusión, comenzaron a aparecer periódicos por todos los lugares más avanzados del mundo. Lo que ayudó, de manera clara y contundente, a estimular el progreso; ya que desde ese momento el hombre no solamente estaba informado de los acontecimientos nacionales, sino que alcanzaba a todo acaecido en cualquier punto del universo. Además, la prensa abrió puertas a la publicidad, lo que sirvió de incentivo para dar transparencia al mercantilismo en auge y, en definitiva, al bienestar de la humanidad.
Bien es cierto que hasta este punto solo hemos hablado de medios de comunicación escritos, que sin duda hicieron mucho por la economía y la cultura, pero no hay que olvidarse de la extraordinaria invención del teléfono por Graham Bell en 1876, y casi seguidamente el gran invento de Marconi: la radio.
Tras la aparición de estos medios de comunicación, los ciudadanos se sintieron más cómodos, más felices y más libres.
No obstante aquellos avances, nos queda tal vez el más importante de todos: la televisión. Pero de este podemos ya decir que pertenece al siglo XX, pues fue en 1937 cuando se pudo hablar ya de la televisión electrónica. Aunque se sigue perfeccionando todavía.
Pero en estos momentos de crisis, sin ninguna sombra de duda, de los importantes descubrimientos de los que hemos venido hablando, el más castigado es la prensa escrita en papel, engullida en parte por esa otra nueva tecnología llamada Internet. Gracias a que está siendo reemplazada, con buena mano y con fuerza, por la prensa digital.