Sociopolítica

Medusas, jubilados y yo

Como todas las mañanas desde que estamos en Águilas, bonito pueblo de Murcia a orillas del Mediterráneo del que sus habitantes se sienten muy orgullosos, y así lo cuidan con un mimo muy especial, bueno a lo que iba, bajé a la playa a nadar para intentar mantenerme en forma o, por lo menos, que no se diga que no lo intento.

Llego a la playa a mediodía y está un tanto vacía, solo unos cuantos jubilados que pasan estas fechas hasta bien entrado el invierno. Aterrizo con mi toalla, echo una ojeada a mi alrededor y veo a un señor con un escurridor fabricado «in situ» en una mano y, en la otra, un palo, recogiendo algunas medusas que están estancadas en la playa. Le pregunto si hay muchas, ya que tengo experiencia en picaduras de estos raros especímenes y me contesta que: «unas cuantas», a lo que le digo: «pues yo voy hacer unos largos, lo más que me pique alguna», a lo que me contesta el buen señor, no sé si en serio o con cierto cachondeo: «nada, es un pequeño picor y nada más».

Joder con el picor. Cuando me he encontrado con alguna, se te pone roja la zona afectada y te estás rascando como un perro con sarna todo el día. Será que este hombre, con los años que tiene, está tan curtido que ya ni las picaduras de las medusas le afectan, pero bueno, yo a lo mio. Me pongo mis gafas y a nadar, me hago mis largos y por el camino no aparece ningún bicho de estos. Lo que sí observo es que, cuando estoy de vuelta, todos los que antes había a mi alrededor en la playa, unos 15 (no exageremos) no han hecho nada más que mirarme, quietos durante un rato, esperando a que llegara más colorado que un tomate por las picaduras de las medusas. Pues con las ganas se quedaron. Le dije al buen señor que me observaba que no me había picado ninguna, y sólo me dijo: «suerte que has tenido». Vaya, ¡qué alergia me han dado!

Me tumbo a tomar un poco el sol y veo al consabido señor con su palito y su escurridor a lo ‘MacGyver’, organizando a todos los que estaban allí,  la edad media rondaba los 70 años. Como buen boy scout, repartió palitos y bolsas del Mercadona y ¡todos a recoger medusas en la playa!

Cuando algún bicho era cogido, al grito de uno acudía la mayoría, hacían un agujero en la tierra y lo enterraban. Así, todo el rato mientras tomaba yo el sol,  me sentí hasta mal de no hacer nada, ya que la tercera edad en masa y bien organizados, continuaban su lucha contra toda medusa varada en la playa o flotando en la orilla .

¿Quién dijo que los jubilados se aburren? Pues los de hoy hicieron lo que yo llamaría: ‘la terapia de las medusas’.

Mañana veré cómo ha quedado el campo de batalla.

Cogí mi toalla, miré hacia atrás y los boys scouts, un tanto entrados en años pero con coraje y pundonor, continuaban su trabajo, y me dije al mirarles:  «hoy se sentirán útiles».

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.