EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Estoy leyendo y escuchando y viendo en los medios hablados, escritos y televisivos, fragmentos del contenido del libro que ha escrito Pilar Urbano, sobre sus conversaciones con la Reina. Yo creo que la Reina doña Sofía está en su perfecto derecho a pensar como quiera, lo que pasa, fíjese usted, es que lo que no debe hacer, no digo que no tenga derecho, sino que no debe hacer, es manifestarse públicamente. Esa es una de las consecuencias negativas que afectan a su cargo y que debe asumir.
No voy a entrar en la forma en que se ha manifestado contra el aborto, pero si decir que en la Casa Real ese problema no se les presentará jamás a no ser que exista un serio riesgo físico para alguna de las mujeres de la Familia Real que estén en edad de procrear. Es de esperar que en un caso extremo se acojan a la Ley del Aborto, pero…quien sabe. Otros problemas no tienen para llenar La Zarzuela de niños correteando por sus pasillos. Esos problemas los tienen otros. En la cuestión del divorcio lo que creo que es la Reina no ha sopesado bien lo del divorcio al no estar de acuerdo. Lo digo por lo de la Infanta Elena. Aunque eso eclesiásticamente también tiene arreglo sin que se rompa lo que el sacerdote dice sobre la unión y el rompimiento. Lo de la eutanasia tampoco merece comentario eso es algo muy personal, pero que debe autorizarse para que cada cual haga con su vida lo que considere oportuno. En cuanto a lo del matrimonio entre personas del mismo sexo su opinión contraria a que se le llame matrimonio choca frontalmente contra las leyes que emanan del pueblo a través de sus representantes políticos.
Otra de las confesiones que la Reina ha hecho a Pilar Urbano es la de que «el Rey no abdicará jamás». Esto me espanta ya que los españoles podemos encontrarnos con un Jefe del Estado hecho un viejo chocho. Dicho sea con el máximo respeto al Rey. Pero el Monarca es un humano más y los achaques propios de la edad no perdonan a nadie.
Pero lo que más me ha llamado la atención ha sido su muestra de agradecimiento a Franco por que en su testamento, de documento clave lo califica doña Sofía, el dictador -la Reina le llama Caudillo- decía que «los españoles debían ponerse al lado del nuevo Rey». O sea que lo que hoy tenemos los españoles, la libertad, se la debemos a Franco. Evidentemente después de conocer esto último he decido que no voy a leer el libro de Pilar Urbano, por que no quiero ponerme de mala leche. Prefiero seguir leyendo «Los Pilares de la Tierra», de Ken Follet, que nos ilustra muy bien y nos abre los ojos sobre lo religioso, lo monárquico y el feudalismo en el medievo y que nos sirve para comparar dicha época con otra no muy lejana en Europa, evidentemente, y, como no, también en España.