EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
De todo ello se desprende que los llamados a “capítulo” nada tuvieron que ver con la “ventolera” que se ha llevado a estas cajas por delante y que su actuación el frente de las mismas fue impecable.
Hasta que han comenzado a comparecer, tanto ante la comisión del Congreso de los Diputados, como ante la Audiencia Nacional, los presidentes y directivos de las distintas cajas de ahorro, para dar cuenta a los representantes del pueblo y a la Administración de Justicia de cuál fue su gestión al frente de esas entidades de crédito y ahorro, los españoles no hemos podido pegar ojo. La intranquilidad ha sido una constante en nosotros hasta que por boca de los declarantes hemos podido saber que la gestión de todos y cada uno de ellos ha sido impecable. Hemos sido informados de que los presidentes no tenían poder ejecutivo, pero si derecho a “sueldo”, uno de ellos el ex de la CAM, Modesto Crespo, fue más explícito y aclaró que su principal cometido era visitar al expresidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, y al obispo de la diócesis, por otro la que fue directora general de la misma entidad, María Dolores Amorós, dijo que ello no sabía nada de cuestiones de tipo contable, asimismo los exconsejeros han manifestado que ellos no se enteraban de que iba la película a pesar de que percibían sus dietas por asistir a unas reuniones de “trabajo” en las que, según se desprende de sus palabras, eran meros comparsas. Por cierto, es la cúpula de la CAM, los dos citados más tres directores de área, así como un exdirector general, la primera que va a sufrir los “rigores” de las decisiones judiciales al imponerles el juez una fianza de 25.812.406 millones de euros por barba, por nadie que pase, no les ha perdonado ni el “pico”, y que si no la depositan en el plazo de quince días les serán embargados sus bienes. Igual ha sucedido con los ¿responsables? de Novacaixagalicia, el que fuera su presidente ha confesado que él no tiene nada que ver con el asunto, que su cargo era meramente de representación y no ejecutivo, no habló de visitar al presidente autonómico ni al obispo como hizo el ex de la CAM. De Rato que vamos a decir, el ex del Gobierno de Aznar, ex del Fondo Monetario Internacional y ex de Bankia, ha dicho que se limitó a hacer lo que había que hacer y que todo se hizo bien, desviando los tiros hacia el ex del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez. ¡Cuánto “ex”, vive Dios! De todo ello se desprende que los llamados a “capítulo” nada tuvieron que ver con la “ventolera” que se ha llevado a estas cajas por delante y que su actuación el frente de las mismas fue impecable y que lo de las participaciones preferentes fue una ocurrencia de un ordenanza que sin contar con ellos se dedicó a “estafar” a personas de buena fe que confiaron en el conserje y pusieron los ahorros de toda la vida en manos de un malvado personaje sin escrúpulos, me refiero al bedel, y que esos ahorros han volado “quién sabe dónde”, los único cierto es que si no se da un milagro pueden dar por perdidos los dineros que tanto sacrificio les costó reunir. La triste e indeseable realidad nos lleva al punto de tener que ser tan pesimistas, pero vista la “actuación” de los directivos declarantes nada bueno se puede esperar. A este respecto he de mencionar que hace unos días en TV Cuatro uno de sus tertulianos dijo que en todo este asunto se ve muy claro que los atracadores no estaban frente al mostrador sino detrás de él. Yo siento la misma sensación.
Hay que reconocer que menos mal que los comparecientes han sido muy claros y correctos y todo lo han hecho bien, lo que hace que podamos respirar tranquilos. Ellos no tienen culpa de nada, posiblemente entre el malvado conserje y el empleado que atiende en ventanilla se dedicaron a maltratar los dineros de los clientes impositores y ello ha desembocado en una ciénaga en la cual es muy difícil comprobar que es lo que hay en el fondo. En cualquier caso el cieno huele muy mal por mucho perfume que se le quiera echar. A las cajas de ahorro las han convertido en una maloliente fosa séptica. Y menos mal que los directivos, según ellos, lo han hecho mejor que bien, que si no… ¿Los culpables?, quien sabe, posiblemente el conserje, el de la ventanilla o el maestro armero.