Enfoques cooperativos; Hoy: Mi renuncia de la presidencia de TECNICOOP como mensaje.
«TECNICOOP, en el medio de las dificultades de siempre, pero cada día más reconocidos por los distintos estamentos del poder político, que no los puede ignorar a pesar que los combate tratando que mueran por inanición”. Arnaldo Olguín, ex gerente IMFC. Rosario-Argentina.
Ideológicamente se ha impuesto en los pueblos la sensación de lo estático, de que las cosas son así porque deben serlo, de que los cambios son riesgos innecesarios y tantas otras tonteras, pero asimiladas. El cambio es el dato indiciario de la vida, sin ella no existe vida.
Recurramos nuevamente a Heráclito (535 a. C.-484 a. C.) quien nos señaló que “el fundamento de todo está en el cambio incesante” y en su frase lapidaria encontramos lo que intentamos evidenciar respecto al incesante cambio: «En los mismos ríos entramos y no entramos, somos y no somos» Alude, sin dudas, a lo efímero de las cosas en su estado en un determinado tiempo ante el perenne proceso de cambio que nos envuelve.
Y entonces tenemos una idea quietista arraigada que pretende ensombrecer la realidad cambiante. El cambio no es tan sólo una realidad a la que debemos aceptar y adaptarnos a ella, sino que también desearlo e incluso impulsarlo.
Está claro que este largo rodeo introductorio tiene por finalidad marcar una línea de pensamiento a la que estamos inscritos en referencia a la actual democracia, donde quiera que ella se aplique, a resultas que-y a todas luces- deviene caduca y fosilizada.
La democracia representativa, democracia que está en su etapa senil, a juzgar por su naturaleza limitada, restringida y engañosa, simplemente no va más, y no vamos a realizar aquí una lista de los porqué no va más, allí están los pueblos en las calles indignándose como reflejo de una democracia enclenque.
La democracia cooperativa, democracia participativa, con su mecanismo de remoción de mandatos, con su control democrático, con su democracia económica, un asociado, un voto, nos alecciona y nos direcciona.
Claro que esa democracia cooperativa no se desenvuelve en un mundo cooperativo, ¡no señor! Se desenvuelve en un mundo de la oferta y demanda engañosa y de tal manera influye con sus nefastas reproducciones….Sin embargo, se mueve.
Pienso que todos los que nos declaramos demócratas debemos dar cuenta concreta de ella, en función a eso he dado testimonio al renunciar a la presidencia de TECNICOOP, e intento que sea un modesto y respetuoso mensaje, en primer lugar al interior de nuestra entidad, en segundo lugar a los organismos de representación cooperativa de los grados que fueren, y también a los gobiernos y al pueblo.
Debemos aprender, debemos practicar una democracia participativa.
Mi testimonio-cargado de pudor-lo doy desde esa pregunta que insisto en repetirla junto a algunos conceptos ya publicados: ¿Qué clase de democracia estamos construyendo en las cooperativas, en los partidos políticos y en los gobiernos?
Lo que corresponde al mundo cooperativo afirmo: El cooperativismo no puede ni debe caer en tentaciones de perpetuaciones de conducción organizacional so pena de provocar una horrenda alteración de su esencia democrática participativa. Debe ser, y de manera vital, un ente de referencia muy fuerte en lo democrático.
Con firme convicción impulso un cambio estructural y generacional en TECNICOOP que implique la renovación de cuadros profesionales capaces de construir sólidamente el TECNICOOP del siglo XXI, que a su vez ayude a elaborar la concepción de un movimiento cooperativo más dinámico para que el pueblo lo perciba como alternativa libertaria y superadora del capitalismo rapaz.
Mi renuncia de la presidencia de TECNICOOP la realicé, no en cualquier momento de la trayectoria de nuestra cooperativa, como así mismo de mi vida personal y profesional. Me alejo de la presidencia de TECNICOOP en su mejor momento de sus veintidós años de vida institucional, en su mayor fortaleza y unidad ya que está en un sitial destacado; por mi parte, tanto física como intelectualmente aquilato conocimientos y experiencias que constituyen una formación sólida.
La democracia exige de nosotros lo mejor para construir relaciones de respeto, equidad, humanidad y bienestar social y económico, debemos estar prestos a ello, sin más.
¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!