A la sociedad actual, principalmente a las masas, las han acostumbrado a mirar siempre hacia delante y los demagogos que son los que de ello se benefician; han convertido a esas masas, en lo que refleja esa corta fábula que refleja, al astuto arriero o bruto gañán, que para que el burro que monta y lleva cargado; ande más deprisa y pese a que lo lleva hambriento; cuelga en una vara unas apetitosas verduras y se las pone delante de la cabeza del pobre jumento, que ve huele y acelera el paso para lograr el bocado que le atrae y que precisa; pero entonces el arriero va alargando la vara para que nunca llegue a comerlo, puesto que lo que pretende es excitarlo para sacarle el máximo.
Conocido por lo difundido es el dicho de que, “los pueblos que no conocen su historia, están condenados a repetirla”. Por todo ello y mucho más, me han sorprendido lo que abajo copio y cuyo autor también cito; lean con atención.
“Es costumbre extendida a todos los campos de actividad hacer un balance del año que termina. Cuando no se trata de cosas materiales, susceptibles de ser medidas y pesadas, en ese balance se inflan o desinflan los datos objetivos según el criterio subjetivo del fabulista contable. España se acerca a cincuenta millones de habitantes. Pero ese crecimiento no puede aislarse del hecho constatable de que la sociedad española decrece culturalmente. Décima potencia en actividad económica, y una de las últimas de Europa en lectura, educación escolar, formación universitaria, investigación científica y criterios morales. Y del valor más excelso que mide la sabiduría y la verdadera grandeza de los pueblos, la libertad política, España está más lejos que hace treinta años. (Antonio García-Trevijano 31-12-2008”)
Me ha llamado la atención este párrafo, puesto que considero no se puede decir más en menor espacio. Tampoco se puede discutir tan cruda y cruel realidad y por cuanto todos los datos son ciertos y constatables; y la mayor parte de los españoles vivos, lo hemos soportado en ésta nueva época que se ha podrido antes de consolidarse; puesto que desde un principio nos han engañado como aquel gañán engañaba al burro.
Pero es que nos siguen engañando y sin escrúpulos ni pudor alguno (¿conocerán algo de estas materias los que dicen gobernarnos?) nos siguen bombardeando con infinitas mentiras, con infinitos “cuentos de la lechera” y con infinitos “manojos de ilusorias yerbas”, que quieren que aparte de ni olerlas, las vislumbremos en horizontes indeterminados y en los que a estas alturas nadie cree y además nos animan “a tirar del carro”… o sea como si fuéramos pobres cuadrúpedos, sin otro fin que el de trabajar, rendir al máximo y que nos den de comer, lo que buenamente quiera “el amo”.
Mientras todo ello ocurre, siguen los gastos enormes, no bajan los impuestos, no se reduce el aplastante aparato oficial el que cual ya monstruosa albarda y la carga subsiguiente, tiene al burro (entiendan pueblo español) no sólo harto, sino a punto de agotamiento, puesto que está tan “sometido” o debilitado, que, “ni coces puede ya dar”.
Y al decir gobierno o gobernantes, me estoy refiriendo a todo aquel que gobierna en cualquier parcela oficial; por tanto aquí entran todos los partidos, todas las oposiciones y todos los demás tinglados, que enchufados como sanguijuelas al dinero público… “simplemente maman y callan”. Unos sueñan con que no les quiten la teta y otros con agarrar otra mayor a la que tienen y los que no la tienen, como llegar a ella.
Es incalificable la laxitud que existe, la cantidad de discursos huecos, la cantidad de pamplinas y marrullerías que hay que aguantar y por tiempo indefinido… pues aquí no dimite nadie y desde el primero al último, estando en el pedestal ha que ha llegado y sabiéndose respaldado por “la pirámide”, está pensando y aunque no lo diga que… “Después de mi el diluvio”… y el diluvio vendrá; pero no quisiéramos tener que volver a construir… “nuevas arcas de Noé”.