Dr. Belisario Rodríguez Garibaldo
Abogado, Sociólogo, Periodista, Analista Político, Profesor y Escritor
E-mail: brodgari@hotmail.com
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La esencia del conservadurismo cristiano tradicional de derecha es ser fascista, racista, clasista, sexista, homófobo y anti-izquierdista. Sin embrago el mito de Dios no es culpable de la incongruencia humana de sus fieles, aunque en la religión católica la resignación es la base para aceptar lo inaceptable como voluntad de Dios y mantener al rebaño en mansedumbre.
Existe además un síntoma de la incongruencia de la pos-modernidad liberal, de la creencia de la infalibilidad de los sistemas establecidos, en que el ser humano ya no es el centro de la sociedad ni ‘la medida de todas las cosas’ como dijera el renacentista Erasmo de Rotterdam, ni el estudiante el centro de la educación, pues ahora todo gira en la riqueza, el poder y el estatus en la estructura social, donde el estudiante es sólo un recurso humano en formación, para convertirle sólo en un mero agente de producción económica, como mantenimiento del ‘status quo’ de la elite económica burguesa y su capital.
De esta forma en la educación tradicional se desarrolla como una mala concepción de autoridad en la educación formal, ciertamente de un origen conservador, propia de la educación religiosa de ascendente medieval. La educación tradicional antigua concebía al profesor en un pulpito, en cátedra magistral a sus pupilos, insertaba el conocimiento de memoria, debía ser reverenciado y respetado hasta el temor, sino imponía su autoridad, por medio de la disciplina e incluso por la violencia.
La pedagogía moderna mas reformista convierte al maestro en un ‘primus inter pares’, primero entre iguales, un facilitador del conocimiento, que debe saber estimular el afán de conocimientos entre sus pupilos, ganarse su voluntad hacia el estudio, como plantea el pedagogo Paul Freire ‘la educación como practica de la libertad’, en especial de la libertad de pensar con criterio propio, hasta poder finalmente saber actuar y elegir lo correcto, es decir un ciudadano pensante, critico, creativo, pro-activo y transformador de su entorno social, comunal y laboral.