No sé cómo hay gente que no puede vivir sin el móvil y si no le suena, se siente ansioso y mira una y otra vez si tiene cobertura en el móvil, si la batería sigue activa.
He llegado a ver una persona hablar durante las tres horas de un viaje en tren, no porque fuera una conversación trascendente, parecía que aquel hombre necesitaba, sentir que le escuchaban, o tenía muchas ganas de hablar o su soledad era enorme, me inclino por pensar que se trataba de la segunda opción.
La soledad es muy mala y muy dura salvo que se trate de una elección personal que es muy respetable, aunque a veces duela.
Nos hemos convertido en unos adictos al móvil, sin el parece que nos falta algo, salimos con él a todas partes.
Cuando uno pierde el móvil pierde su agenda, parte de él se va, si no suena algunos se desesperan y les da por pensar con ansiedad que les han dejado solos.
Con lo bonito que es que no te puedan localizar y hacerte el interesante, el misterioso…
Estar sin móvil es maravilloso, aunque siempre te encuentras con gente que necesita hablar en voz alta durante tres horas de un viaje en tren para que sepas que existe y que está en mundo de los comunicados ,unidos al mundo por un número de teléfono, otros en cambio tratamos de huir al máximo para sentir nuestra libertad.