Transformar dificultades en desafÃos
Quizás muchas ONG confundieron la razón fundamental de su existencia: la apuesta por la justicia social y no la suplantación de los Estados en sus donativos, en forma de subvenciones a organizaciones de la sociedad civil, del que llegaron a fijar un supuesto objetivo del 0’7%. Lo que tendrÃan que haber abordado es el precio justo de las cosas, de las materias primas expoliadas en esos paÃses, del abuso de su mano de obra trabajando sin respeto a los derechos sociales más elementales, de los productos que se manufacturaban e importaban de acuerdo con las conveniencias de los paÃses del norte sociológico y no del de las poblaciones que durante siglos esquilmaron como colonias y después, mediante testaferros. Muchas se convirtieron en organizacionesparagubernamentales, en “lava conciencias†de un modelo económico radicalmente injusto.
Que desaparezcan esas pseudo ONG no impedirá que se reafirme el voluntariado social responsable; que exijan más justicia y equidad en el trato con los demás paÃses en lugar de considerarlos “en vÃas de desarrolloâ€. ¿De qué desarrollo? Como si el subdesarrollo fuera un estadio en el camino hacia esa quimera del desarrollo. Es quimérico y radicalmente injusto porque, para que los paÃses “desarrollados†y enriquecidos del norte sociológico alcanzaran ese nivel de consumo y de despilfarro, han tenido que explotar materias primas y mano de obra sometida de esos paÃses empobrecidos, de ese mal llamado “tercer mundoâ€, porque tenÃan riquezas naturales y seres humanos capaces y buenos para ser explotados.
¿Dónde encontrarÃan un supuesto “Cuarto mundo†para que lo explotasen esos paÃses que denominan “en vÃas de desarrolloâ€? Sociológicamente ese supuesto “cuarto mundo†lo conocemos desde hace mucho tiempo, son las enormes bolsas de pobreza que yacen en las grandes ciudades, como llagas, como excrecencias del sistema socioeconómico que bien se cuidan las autoridades de ocultar, en lugar de arbitrar soluciones viables, humanas, endógenas, duraderas y equilibradas.
Los enriquecidos estados del “primer mundoâ€, Implantaron el monocultivo, fijan los precios, imponen los transportes, y el sistema de embalajes hasta hacerlo imposible para los productores de esos paÃses. Porque, en muchos casos, imponen una normas con “cinco a diez años de experiencia demostrado†en unas técnicas que les es imposible implementar porque nadie puede pretender ser el progenitor de sus abuelos. Es un caso flagrante de argumento falso, con petición de principio, sofista y arbitrario. Es injusto. Hasta el punto de que ha llevado a muchas sociedades de esos pueblos empobrecidos a ir abandonando su “cabaña†bovina porque los “desarrollados†les facilitaban la carne congelada con la que nadie podÃa competir en precios. Eran excedentes de sus producciones elefantiásicas. Y cuando se terminaron las “existencias†excedentes de los enriquecidos del norte, regresaron a venderles lo mismo pero a precios de mercado. Y como tenÃan las cabañas mermadas e Infra cuidadas… perpetuaron la dependencia con otros productos para aliviar los excedentes de producción, preocupándose de abrir necesidades, codicias y nuevos modelos del todo ajenos a su idiosincrasia y a sus tradiciones. Otro mundo mejor, más justo y solidario es posible porque es necesario.
En un interesante artÃculo, Susana Hidalgo, mantiene que la pérdida de la financiación pública en esas ONG de cooperación al desarrollo es irrecuperable. Responsables de ONG coinciden en que la captación de nuevos socios no suplirá el vacÃo que ha dejado el recorte en cooperación.
En 2012, el 81% de las organizaciones no gubernamentales españolas vio disminuido el dinero recibido de fondos públicos. Ante ese panorama, muchas han tenido que ampliar sus esfuerzos en marketing para conseguir aumentar la inversión privada. Los expertos en captación de fondos consideran que en España aún tiene mucho mercado filantrópico. El año pasado, el 19% de la población (7 millones de personas) hizo algún tipo de donativo a una ONG y de ellos, 3,5 millones lo hicieron como socios.
Es probable que el tajo a esas subvenciones para “proyectos de desarrollo†en los paÃses empobrecidos se convierta en una catarsis, en una nueva concepción de la vida, de la cooperación, de las sinergias y de asumir una responsabilidad y sobriedad compartidas. Basta ya de pretendidas ayudas y de subvenciones a quienes aún expoliamos para mantener este enloquecido y caótico estado de despilfarro. No les creemos falsas necesidades y dependencias. Alertémosles sobre la más terrible arma de destrucción masiva: la explosión demográfica. Como querÃa el fundador de Tanzania, Julius Nyerere: “No nos echen una mano, nos basta con que nos quiten el pie de encimaâ€. Reconozcamos su derecho a ser ellos mismos mediante un crecimiento endógeno, sostenible, equilibrado y global; fundamentado en los pilares de una vida digna, en libertad, con sanidad y educación, como frutos de y la justicia.