EL CRISOL – Pascual Mogica Costa
Después de que en aquel 12 de octubre de 1936 se oyera gritar al general Millán Astray en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, donde se celebraba el Día de la Raza, aquello de: “¡Muera la inteligencia!” no se había puesto tan de manifiesto ese deseo del general, que hizo la guerra en el bando franquista, como se está poniendo ahora desde las filas del Partido Popular donde de forma constante se está agrediendo y faltando al respeto a la inteligencia de los españoles.
A raíz de la remodelación del Gobierno de Zapatero, cosa normal en cualquier Gobierno, no hay que olvidar que Rajoy en tres años pasó por tres ministerios, Presidencia, Interior y Educación, fue peón de todo y oficial de nada, se ha desatado una serie de objeciones a esta reforma de modo totalmente irracional y sin pies ni cabeza que solo pone de manifiesto que en el PP están por el lío, el follón y la confusión hasta tal punto que se olvidan de su historia más reciente. Se declaran defensores de la igualdad entre mujeres y hombres y su secretaria general, María Dolores de Cospedal, arremete de forma desabrida contra la ministra de Economía, Elena Salgado, diciendo que esta no tiene la “valentía” y la “fuerza” de un ministro. Vamos que, según De Cospedal, donde esté un hombre que se aparten todas las mujeres. Se olvida de que el puesto que ahora ocupa ella en su partido siempre ha sido ocupado por un hombre. Y nadie ha puesto en duda su “valentía” y su “fuerza” para desempeñar este cargo.
Por otro lado el propio ¿líder? de la oposición, Mariano Rajoy, se atreve hasta a criticarle a Zapatero que en esta remodelación no ha puesto a los mejores. Inaudito. A lo mejor es que Rajoy está pensando en que Zapatero debió nombrar ministros a Trillo, a Fabra y a Camps. Tres “ilustres” personajes cuyo nombre suena mucho últimamente, aunque ellos seguro que están deseando que no suene tanto.
Pero hay una cuestión en todo esto en la que todos en el PP están de acuerdo: Que con el nombramiento de de Manuel Chaves, como ministro lo que procede en Andalucía no es que le suceda un vicepresidente sino que lo que hay que hacer es convocar elecciones para elegir un nuevo presidente, lo que según ellos legitimaría al que saliese elegido. Pero ¿que hizo Aznar cuando nombre ministros a los presidentes autonómicos de la Comunidad Valenciana, Zaplana, de Castilla-León, Juan José Lucas, y de Baleares, al célebre Matas? Pues que fueron sustituidos por otros hombres del PP, en el caso de Zaplana a este le sustituyó José Luís Olivas, sin convocar nuevas elecciones ni nada que se le pareciera, en ninguna de las tres comunidades.
¡Muera la inteligencia! Dijo Millán Astray. ¡Muera la inteligencia! dicen Rajoy y los suyos.