Sociopolítica

Muros que no han caído

La celebración del aniversario de la afortunada desaparición del muro de Berlín no puede ocultar que hay otros muros. No tan terribles como el de Berlín, pero vergonzosos. Y nadie habla de esos muros.

Más de tres mil personas fueron arrestadas y encarceladas al intentar cruzar el Muro de Berlín, pero más de 5.000 lograron pasar al otro lado, aunque 190 murieron en el intento.

En noviembre de 1989, hace veinte años, dejó de haber Muro y ahora ha habido una entusiasta e internacional celebración del aniversario de ese hecho en Berlín. Y realmente es motivo de celebración, pues el Muro no sólo fue símbolo y exponente de la guerra fría, sino ignominia, además de estúpido y criminal error.

En la celebración, se han pronunciado renovados votos por la libertad y la democracia y la canciller alemana, Ángela Merkel, proclamó que «juntos pudimos derribar el Muro y ahora está en nuestra mano superar las fronteras de nuestro tiempo». Muy hermoso.

Pero uno teme que lo que continúa imperando es la doble vara de medir de este contradictorio y a menudo mentiroso mundo desarrollado democrático.

Dejando para otra ocasión abundar en que el muro de Berlín no fue derribado por ninguna heroica acción ciudadana colectiva ni por los servicios secretos occidentales, sino por una confusión de capitostes de la RDA más una casualidad burocrática, lo cierto es que la celebración del aniversario de la afortunada desaparición del muro de Berlín no puede ocultar que hay otros muros. No tan terribles como el de Berlín, pero vergonzosos. Y nadie habla de esos muros.

Acaso el más ignominioso sea el alzado entre Cisjordania e Israel. Empezó a construirse en 2002 y cuando finalice serán más de 700 kilómetros de bloques de cemento de 8 metros de altura, altas vallas y alambradas. En algunos puntos, ese muro entra en territorio palestino (ya no fronterizo) para «proteger» asentamientos israelíes ilegales. Aparte de otras violaciones de derechos, este muro separa pueblos, divide familias y complica lo indecible la vida cotidiana de los palestinos.

Otro muro bochornoso es el que Marruecos construyó en el Sahara Occidental contra la movilidad de los saharauis. Son 2.700 kilómetros de tres construcciones escalonadas en tres tramos. Es el segundo muro más largo después de la histórica Muralla China.

Y para defender la mayor reserva  petrolífera mundial, Arabia Saudí fortifica un muro de 9.000 kilómetros fronterizos. Un muro de alta tecnología con barreras físicas por largos tramos, vigilancia por satélite, cámaras, radares, sensores electrónicos, centros costeros y aviones. Y en zonas lindantes con Yemen, una amplia red de sacos de arena y tubos rellenos de cemento como obstáculos.

Estados Unidos ha levantado un muro metálico de un millar de kilómetros en los 3.200 de frontera con México. En algunas zonas hay tres vallas metálicas paralelas de hasta 5 metros de altura. Y en toda la frontera, detectores infrarrojos, cámaras, radares, sensores de tierra y torres de control. Este muro va costando 2.400 millones de dólares y se alza para impedir entrar a centroamericanos y mexicanos que quieren trabajar en Eldorado del norte.

España también tiene su muro: vallas alambradas triples en Melilla y Ceuta, ciudades españolas fronterizas con Marruecos. Se construyeron para impedir entrar a magrebíes y subsaharianos sin permisos. Tienen más de 8 kilómetros en Ceuta y 12 en Melilla y ambas, hasta seis metros de altura, además de sistemas infrarrojos y difusores de gases lacrimógenos.

Otro muro es el de Irak y Kuwait con barreras diversas, cercas electrificadas, alambres de púas, muros de arena y anchas zanjas de cinco metros de profundidad en kilómetros. Irán comenzó a levantar un muro en su frontera con Pakistán, en  Baluchistán, y los baluchis, que viven a ambos lados de la frontera, han quedado divididos. Alambradas y fortificaciones se extienden por media frontera de los 2.900 kilómetros entre India y Pakistán. India comenzó a levantar esta barrera a final de los ochenta y pretende que el muro se alce en toda la frontera. En Uzbekistán, vallas de alambres de púas y electrificadas más minas antipersonas separan el país de Kirguistán y Afganistán…

Muros contra el terrorismo, el contrabando, la inmigración irregular, por la seguridad nacional… Muros que no consiguen aquello para lo que han sido alzados, pero son causa e instrumento permanentes de violaciones de derechos humanos. ¿Cuándo comprenderán los mandatarios de este mundo que no se le pueden poner puertas al campo? ¿Cuándo, que atacar sólo síntomas nunca resuelve los problemas?

Xavier Caño Tamayo

Escritor y periodista

Sobre el Autor

Jordi Sierra Marquez

Comunicador y periodista 2.0 - Experto en #MarketingDigital y #MarcaPersonal / Licenciado en periodismo por la UCM y con un master en comunicación multimedia.